domingo, 29 de noviembre de 2015

Demonstrate... and change

Very nice, people demonstrating against the status quo of climate attacks by the governments. And it is necessary. Now, it comes to my mind: how many of those demonstrators have changed already their lifestyles—or are willing to do so—in order to reduce CO2 emisions and the use of energy? How many of them would ACCEPT impositions on their lifestyles from a government whose members would impose restrictions first on themselves? Just wondering. Having said that—I have changed many habits already and I'm willing to change more, to limit myself, to buy less, to use less, to avoid fake needs as much as possible, to reduce my usage of modern technologies (mobile, internet) to a bare minimum. How many of the demonstrators are willing to do so? Hopefully, quite a few. Naively, all of them. Yet that is not the real problem and, I repeat, this demonstrations are needed to make more people aware, regardless of how coherent is the demonstrators' lifestyle with their messages. Maybe politicians could be an example and show they are going to reduce emisions in their everyday lifes. Just an idea—but probably not going to happen. See you soon in New Venus.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Humildad

Hace más de 20 años que yo decía en cierta ocasión algo así como:

"Conozco a muchos que son mejores que yo en cualquiera de las cosas que yo hago, pero no conozco a nadie que sea tan bueno como yo en todas".

Hablaba la ignorancia de la juventud, claro. Con los años fui conociendo a más y más gente que era mejor que yo en todo aquello a lo que yo me refería en la frasecita de marras. Alguien podría pensar que me dieron un baño de humildad. Juzguen por sí mismos a tenor de cómo reescribí la frase:

"Conozco a muchos que son mejores que yo en cualquiera de las cosas que yo hago, pero no conozco a muchos que sean tan buenos como yo en todas. Y cualquiera de ellos es muchísimo más creído que yo".

El añadido final fue el que fue por decirlo suavemente. En realidad, lo que yo pensaba era que todos ellos eran unos creídos. Y ahora es cuando muchos lectores pensarán que estoy de broma y pondrán la sonrisa que mi declaración ponía en las caras de cualquiera que me oyera (normalmente, en el más estricto círculo familiar, claro).

Que conste que hoy pienso en esas frases y me parecen algo del pasado, algo que no me pertenece, sendas locuras de dos momentos diferentes de locura juvenil. Pero hay conceptos ahí con los que podemos jugar aún hoy y aplicarlos a nuestra vida diaria. Veamos, por un lado, cuán fatuo soy en realidad, y por otro, si el añadido a la frase original encierra una contradicción o no.

Sobre la fatuidad: ¿Digo en algún momento en la frase que yo sepa hacer más cosas que nadie? No. ¿Digo que soy superior a otras personas? No. Me explico: yo me refiero a las actividades que tenemos en común, pero no digo que los otros se estén limitando a esas actividades que tenemos en común. Por ejemplo, puede que dibuje y componga mejor que Fulanito, pero es que Fulanito además es un peazo actor de teatro que te defecas y no le queda tiempo para dedicarse a dibujar y componer. De modo que, en cuanto a habilidad general, me supera. Y conozco a tanta gente de todas las edades y entornos culturales que me supera en el conjunto de sus capacidades, que yo necesito valorarme en lo que hago para no caer en la depresión (porque, ya se sabe, para mí no hay término medio). Por citar un único ejemplo concreto, no me considero más capacitado como ser humano que tantas madres que, en la práctica, educan a sus hijos solas, básicamente (al marido apalancado no lo considero como compañía práctica), y eso ya me pone en una situación precaria para considerarme mejor que el ser humano medio.

Otro factor que se puede considerar es el de cuánta gente tiene la suerte (y digo "suerte" porque creo que no siempre depende de la voluntad) de tener como aficiones aquellas actividades para las que están más capacitados. Yo tengo esa suerte. Eso me hace más afortunado, pero no me hace mejor persona.

Aunque no lo parezca, la intención de esta bitácora no es la de hablar de ser mejor comparativamente, sino de saber valorarse uno a sí mismo en lo que uno hace bien. Y sí, incluso con la segunda frase, seguía comparándome mucho. Hoy sigo comparándome, pero cada vez menos. Y es que, ya convencido mentalmente de que compararse es una estupidez, con el tiempo va creciendo también mi convencimiento visceral.

Hasta aquí, estamos jugando con el lenguaje. Vamos a ver si ahora no nos dejamos atrapar por una de sus trampas.

Sobre la contradicción: ésta sí que puede existir, dependiendo de la definición que tengamos de humildad (como opuesto de engreimiento, del ser creído). Si nuestra definición de humildad es "Acción de pisarse uno a sí mismo y de negarse a reconocer las propias capacidades y méritos", desde luego, me niego activamente a ser humilde, y la contradicción, o si se prefiere, el chiste, existe. Ahora bien, si modificamos la definición de humildad a una que diga que es "el reconocimiento activo y expresamente agradecido de que podemos aprender y recibir lecciones vitales de otros", lo siento, pero... creo que soy muy humilde, y no veo ninguna contradicción en decirlo.

Todo depende de qué definición esté usando quien me lea (no en su mente, sino en su fuero interno, visceralmente) para que este texto sea una imbecilidad y un acto de soberbia... o una reflexión.

Conozco muchísimos músicos que tocan muy bien. Conozco bastantes menos que compongan bien. Entre los intérpretes, conozco a muchos humildes en la definición que he presentado hoy como alternativa, que ven lo que pueden aprender de otros y se dejan inspirar por ellos, y lo dicen sin avergonzarse (¡y bien dicho!). Entre los compositores, sin embargo, la humildad escasea: somos (sí, primera persona, afortunadamente del plural), repito, somos pocos los que estamos dispuestos a escuchar a otros con la intención de ver lo que podemos aprender de ellos.

Cuanta más gente conozco interesada en artes, como aficionados, como observadores o como profesionales, más me convenzo de que la humildad es rara de narices.

En checo tienen una palabra para humildad: pokora, con un significado precioso y liberador que yo traduzco libremente como "reconocimiento de la grandeza que hay ahí afuera y aceptación de lo que venga". Desde luego que se puede aplicar y se aplica a contextos religioso, por ejemplo; pero también se puede aplicar a uno personal, en el que uno reconoce su propia grandeza, la que tenemos TODOS, y acepta desarrollarla tanto como le sea posible.

Yo estoy dispuesto a vivir la pokora. Y lo voy a hacer le pese a quien le pese. Al que le duela, no es porque yo le ataque, sino porque no quiere crecer. Yo no me voy a perjudicar a mí mismo por evitarles a otros el daño que ellos mismos quieren provocarse. Yo tengo la obligación de vivir mi vida y de hacer de ella la mejor vida posible.

Y no tengo intenciones de dejarme pisar.

Hace cosa de diez años, un compañero me hablaba de un escritor alemán (¿Brecht, puede ser?). Parece ser que estaban haciendo unas obras en una ciudad donde tenían expuestas las estatuas de los más grandes de la literatura alemana. Una de las estatuas, por las obras mencionadas, había sido retirada por el momento. El escritor alemán en cuestión se subió al pedestal vacío y estuvo allí posando un rato, alegando que ése era el sitio al que pertenecía, entre los grandes de la literatura alemana. Y lo más divertido de la historia era que el tiempo, me decía mi colega, le dio la razón al escritor. Mi reacción fue que me parecía una idea estupenda y que, si pudiera, haría lo mismo (cuando lo decía, lo pensaba yo como broma). A ello mi colega reaccionó con sorna, que quién era yo para creerme que pertenecía entre los grandes de nada. Ahí sí que me puse serio. Le contesté que a Cervantes lo inmortalizó el Quijote, obra que escribió con 65 años, y que con gusto aceptaría yo sus risas treinta años más tarde, si los vivíamos; pero que hasta entonces, que me hiciera el favor de no limitarme. Y me lo hizo: reconoció que se había pasado y que, verdaderamente, juzgar la obra vital de alguien a sus 30 años como si se viniera del futuro era una salida de pata de banco.

Ni que decir tiene que no me considero Cervantes ni Garcia Márquez, por citar sólo a dos de los muchísimos. Por otro lado, tampoco me considero un felpudo.

Voy a ir terminando.

Alguno podría estar pensando que esta bitácora no es más que una forma más que tiene el Otolio de decirnos lo guay que es. Sería una forma de verlo. Y me daría mucha pena de quien lo pensara así. No sería humilde. Lo humilde sería decir "Mira, este texto me resulta inspirador". ¿O se piensa alguien que yo este texto lo he escrito de la nada? Aquí están concentradas un montón de influencias que he ido acumulando a lo largo de mi vida, unas conscientes, otras inconscientes, de lo que oigo, de lo que leo, de lo que veo, de lo que me pasa (vale, chiste: "todo ello adornado con unas gotas de mi genialidad", no te funde). Dejarse inspirar por lo que otros escriben (sea para seguir sus pasos o para ir en la dirección contraria) es humildad, tanto más cuanto se reconozca esa influencia de otros.

Yo reconozco esa influencia tanto como puedo (mi memoria tiene sus límites y la paciencia del lector seguramente también, así que dejémoslo así)

Y ya para terminar, un pensamiento para reflexión: a la gentuza no le molesta que tú seas bueno en lo que haces, ni que lo reconozcas. A la gentuza le molesta que tengas la autoestima en su sitio.

Feliz fin de semana.

viernes, 11 de septiembre de 2015

An opportunity running away

I do not feel like translating my own blog another time, this time into English. Probably what I wrote in Spanish or Czech has been said by tens of thousands of people in the last days. Let's go straight to the statistics. I have found two tables on the internet. The first one shows the GDP of countries from the largest figure to the smallest, according to four different sources. In the second one, we can see the gross number of immigrants per country, again from the most to the least. I have found there seem to be a correlation between these two in the first 14 positions:

Source: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_countries_by_GDP_%28nominal%29


Source: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_countries_by_immigrant_population

So it seems that many flags are repeated. The economically more advantaged countries seem to be those which got the largest amount of immigrants in recent history. In fact, among the first ten, half are repeated: USA, Russia, Germany, UK and France. If we add another four positions from the ranking, a total of 10 coincidences are found, with Canada, Australia, Spain, Italy and India being added to the list. That makes 10 out of 14, which is slightly over 70%. Afterwards, the correlation is much less clear, just to appear clearly again in the bottom positions.


I can think of an opposite situation of what we are living now: when Spain decided to kick whole cultures off its borders, some centuries ago, which was the beginning of the end for its Empire. On a smaller scale, similar examples can be found in Modern History too - but that is still a very sensitive topic in some cultures, so let us leave it that way for the time being. Feel free to do your own research or reach your own conclusions.

It would certainly be more than welcome if we could have some stronger support, control, and clear laws from a United Europe, as well as infrastructures and a proper guidance for a satisfactory integration of the new comers. But even so, this process is, most probably, going to be enriching, and not only culturally. We only need to protect the values that all of us, old residents and new residents, want from Europe: solidarity, respect, tolerance, protection, culture...

Hopefully, we will not be making slaves out of the new comers, those slaves that certain countries have made out of their own citizens to be near the top of the GDP list. Hopefully they will be citizens in equal conditions, happy to be in Europe, maybe feeling proud Europeans. Or is this a Utopy?

We have a unique opportunity to show who we really are, on which side we are, what are our values; to learn and become better; to be more than mere witnesses; to become part of the history book we once were studying. Yes, it may all as well end up with Europe being ruined or bombed or sunk or painted in pink. In between, we can choose whether to fear the future or to live the dream.

What do you prefer?

La oportunidad se escapa

A las naciones de Europa.

La oportunidad se escapa. Muy pronto, esa ocasión única de participar en un hecho histórico y de estar del lado correcto habrá pasado de largo. ¿De qué lado estarán Ustedes?

Últimamente me pregunta mucha gente qué pienso de inmigrantes, refugiados, trasladados, etc. ¿Qué se supone que debo pensar, si yo mismo emigré a otro país ya hace veinte años? Por ese motivo, nadie puede esperar que yo vaya a hablar en contra de una migración. Puedo hablar en contra de algunos comportamientos de individuos concretos, sin entrar en detalles como de dónde son o dónde viven.

Mucha gente de nuestro pasado familiar, nacional, europeo o, simplemente, humano, ha necesitado ayuda en algún momento. ¿Saben quiénes fueron Sir Nicholas Winton o Irena Sendlerová? (Para ver unos enlaces en español en wikipedia, pinchen aquí para el señor Winton y aquí para la señora Sendler). Léanse la historia de sus vidas y díganme que no los admiran. Si no los admiran, quizá envidien al menos la admiración que despertaban y que siguen despertando. En caso de que pasen de la admiración ajena (me podría identificar) y tampoco quieran una vida interesante (yo eso sí lo quiero), están en su derecho. Después de todo, estas cosas no se hacen para conseguir nada, sino antes bien, porque sabemos que es lo que hay que hacer, lo correcto. Y ¿podría tener consecuencias nefastas? Quizá mañana, quizá un día o nunca - sólo sé que yo quiero dormir con la conciencia tranquila. Hoy, alguien necesita ayuda (muchos álguienes), y yo puedo ayudar u observar. Lo que no debo hacer es ponerles la zancadilla cuando intentan cruzar mares embravecidos y desiertos ardientes en busca de un lugar seguro (y no, no lo digo por la László, a quien atacan ahora muchos de un modo que los pone a la altura de la imagen que ella ha dado, con independencia de los motivos que ella tuviera).

Pues sí, estoy convencido de que los inmigrantes vienen en busca de un lugar más seguro. ¿Habrá caballos de Troya? Puede ser. También entre nuestros vecinos algunos presentan la dimisión porque cobran más del paro y tienen tiempo libre, y encima se nos jactan en las narices (¿aún no les ha pasado? a mí sí); también entre nosotros están los chupópteros que nos roban dinero y oportunidades. Pero los que vienen, realmente, ¿creen ustedes que arriesgarían sus vidas sólo para tener una vida "más fácil" o "regalada", así, sin más? ¿Quién arriesgaría un lugar seguro, o parcialmente seguro, para saltar a lo desconocido con sus hijos, sus familias enteras y todas sus pertenencias en una mochila, de haber alguna? Quienes dicen que tranquilamente arriesgarían su vida como una aventura, permítanme que no les crea: los aventureros siempre tienen un lugar seguro al que volver, cosa de la que carece la mayoría de los que ahora vienen. Los aventureros no se juegan la vida, sino el entretenimiento, porque de lo que huyen no es del peligro, sino del aburrimiento y la rutina.

¿Tengo algún tipo de miedo? Más que miedo, tengo ciertos temores, que ya he esbozado anteriormente. Esos los tenemos todos cuando alguien echa mano a nuestra zona cómoda y a nuestro estado de dormido bienestar: tenemos que abandonar una cama calentita para ir al colegio o al trabajo, igual que hay que abandonar el seno materno para poder vivir una vida plena. Y es que a veces cierta incomodidad y cierto estrés nos pueden hacer llegar mucho más lejos. De un modo inimaginable. Y sí, a veces me asusta este momento histórico, no lo puedo negar; pero cuando pienso a qué temo más, si a un ataque islámico en mi ciudad o a ser injusto (en la medida que se nos presenta ahora), vitalmente tengo más miedo a esto que a aquello. Alguien me podría decir que no percibo la bomba como un peligro real o inmediato. Podría ser. ¿Han tenido ustedes en las manos a la víctima de un ataque terrorista? El día que un kalashnikov apunte a mi sien, puede que considere las cosas de un modo distinto. Pero ahora no apunta.

Sí, tengo temores. También tengo esperanza e ilusión. Esa oportunidad que otros vienen a buscar a nuestra Europa es también la nuestra: la de aprender, la de demostrar quiénes somos en realidad, la de ser mejores personas y quizá un poquito más sabios... En ese sentido, me alegra mucho ver que cada vez hay más iniciativas ciudadanas para poner granitos de arena en medio de esta crisis. Y cada vez se une más gente. Igual un día descubro que me he equivocado, y se confirman mis temores en lugar de mis sueños, pero entre tanto prefiero vivir con ilusión y, lo reconozco, con la conciencia tranquila. Creeré en la Europa solidaria y en la universalidad de nuestros valores, y de forma cándida o justificada, seré un poco más feliz. Mientras no quede claro de forma definitiva si Europa debía abrirse o cerrarse, yo me siento más inclinado a apoyar los proyectos que me parezcan más humanos.

En mi ciudad, una iniciativa estudiantil se ha visto desbordada, literalmente, con la ayuda que ha prestado la gente. En nuestro centro de trabajo ha sucedido lo mismo. La gente quiere ser buena. Y lo va a ser.

Para aquéllos a quienes todo esto no les baste, observemos ahora algunos datos estadísticos para intentar ver el lado práctico del asunto. Que también lo tiene. Sí, lo mismo Europa se nos va al garete, que es lo que nos dicen nuestros miedos y prejuicios. Para tranquilizar esos miedos a un hundimiento económico, que es lo que vaticinan algunos pelagatos, les he preparado dos fotos con tablas que he encontrado en internet. Comparemos los datos presentados. En la primera podemos ver el producto interior bruto de países de todo el mundo, ordenados de mayor a menor; en la segunda, vemos el número bruto de inmigrantes por países, también de mayor a menor. He seleccionado en ambos casos los 14 primeros.

 Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_countries_by_GDP_%28nominal%29


Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_countries_by_immigrant_population

Supongo que a pocos se les escapará que muchas banderas coinciden. Los países más aventajados económicamente parecen ser también aquéllos que, en la historia reciente, han recibido a un número mayor de inmigrantes. ¿O me equivoco?

Entre los diez primeros en ambas tablas tenemos cinco coincidencias: EE.UU, Rusia, Alemania, Reino Unido y Francia. Si observamos los catorce primeros, las coincidencias se elevan a diez, sumándose a los anteriores Canadá, Australia, España (¡sí!), Italia e India. Esto supone 10 de 14, es decir, algo más de un 70%. Pueden usteden pinchar en los enlaces y observar lo que pasa si seguimos hasta los 20 primeros, aunque a partir del número 15 la correlación parece difuminarse... para volver a aparecer de forma clara en las últimas posiciones de las tablas. Curioso.

¿No es bastante? ¿No se lo creen? ¿Necesitan saber más? Como sabemos por los medios, hace ya años que hay una huída constante de cerebros y de personal cualificado a otros países. Así, luego parece que no hay suficientes trabajadores en determinados campos, los que no se han podido o querido ir están descontentos, ello se traduce a veces en un trato negativo con sus clientes... Pasa en muchos campos y es, por supuesto, algo muy personal. Por ejemplo, entre los profesores (que es mi profesión), los hay que querrían irse a otro país; los hay que ya están en otro país; los hay que están felices donde están; y entre los descontentos, unos se lo guardan, otros lo comentan en el bar y otros descargan su mal humor en una enseñanza deplorable. Cada persona es un mundo. Sí, claro que más competencia para un puesto de trabajo significa que uno tendrá que esforzarse más - un argumento contra la inmigración perfecto para los miopes mentales.

Supongo que iré actualizando esta bitácora. Entre medias, pueden ustedes escribirme a los comentarios, de forma positiva o negativa. También me pueden eliminar de su lista de amigos en las redes sociales.

Claro, algo me dice que tiene que haber un límite a la cantidad de personas que podemos recibir. Pero tal vez este límite aceptable no sea más que fruto de esos temores y prejuicios que antes mencionaba. O tal vez sea improcedente con una normativa adecuada y correctamente aplicada. Australia y Canadá tienen un porcentaje de población inmigrante de 27,7% y 20,7%, respectivamente. El tercer país del grupo de cabeza, EE.UU, está muy por detrás, con un 14,3% (salvo que consideremos que son todos inmigrantes excepto por los indios americanos originales y los hawaianos, que forman el 1,4% del total - léase, que la población inmigrante de los EE.UU es un 98,6%). En fin, que hay que pensar un poco en todo, aunque sólo sea para volver a la tesis inicial, como hacía a veces don José.

Hoy por hoy, envidio a las ciudades que están recibiendo una mayor afluencia de refugiados, por un montón de motivos. Cierto: requeriría todo esto tener un poco más de organización desde arriba, para ayudarles a integrarse en esta Europa en la que creo, para que no se formen guetos, para que todos salgamos enriquecidos con la experiencia (y tengo en mente el enriquecimiento mental, no el económico, porque ése se quedará en las altas esferas de todos modos y como siempre). Este proceso requiere de infraestructuras y de una protección de esta Europa que todos buscamos. Sería lo ideal. Y sin embargo, en el pasado nadie estaba preparado para la inmigración, y ésta produjo beneficios a las sociedades receptoras, tanto como perjuicios a las sociedades que decidieron echar de su territorio a culturas enteras. Por eso, permitan que me repita: la oportunidad se escapa. Muy pronto, esa ocasión única de participar en un hecho histórico y de estar del lado correcto habrá pasado de largo. ¿De qué lado estarán Ustedes?

Šance utíká

Národům Evropy

Šance utíká. Unikátní příležitost se zúčastnit historické události a být na straně správných bude brzo tatam. Na které straně budete Vy?

Poslední dobou se mě ptalo hodně lidí, co si myslím o běžencích, migrantech, přistěhovalcích apod. Co si mám myslet, když sám jsem se přistěhoval do jiné zemi před 20 lety. Proto nikdo nemůže očekávat, že budu mluvit proti migraci. Můžu mluvit proti chování jistých jedinců bez ohledu na to, odkud jsou, nebo kde žijí.

Hodně lidí naší minulosti (rodinné, národní, evropské nebo prostě lidské) potřebovalo pomoci. Víte, kdo byli Sir Nicholas Winton nebo Irena Sendlerová? (pro odkazy v češtině na wikipedii, klikněte spíš sem pro pana Wintona a sem pro paní Sendlerovou). Přečtěte si jejich příběhy a řekněte mi, že je neobdivujete. Pokud neobdivujete, možná budete aspoň závidět obdiv, který probudili a stále probouzejí. Pokud nestojíte ani o cizí obdiv (já taky ne - s tím se ztotožňuji) ani o vlastní zajívamý životní příběh (což to já ano), je to Vaše právo. Koneckonců, některé činy se nedělají kvůli zisku, nýbrž proto, že víme, že je to správné a to, co máme dělat. A že to může mít špatné důsledky? Možná zítra, možná někdy nebo nikdy - jen vím, že dnes budu spát s klidným svědomím. Někdo dneska potřebuje pomoc, a můžu pomáhat nebo jen koukat. Nesmím podkopat jejich nohy, když se snaží dostat přes rozbouřená moře a pálivé pouště na bezpečnější místo (a tím nemám na mysli Lászlóovou, na kterou útočí plno nesprávných lidí nesprávným způsobem, bez ohledu na to, co udělala, a jak to myslela).

Ano, běženci hledají bezpečnější místo. Přece jen nikdo nebude riskovat život jen proto, aby to měl někde jinde jen tak "jednodušší." Kdo by opustil byť trochu bezpečné místo, aby skočil do neznáma s dětmi, s celou rodinou, s jediným majetkem jednoho baťohu (pokud vůbec s nějakým)? Ti, co řeknou, že by klidně riskovali vlastní život jen tak za dobrodružství, dovolte, abych Vám nevěřil: dobrodruzí mají vždycky bezpečné zázemí za sebou, uprchlíci nikoliv. Dobrodruhům nejde o život, nýbrž o zábavu. Neutíkají před nebezpečím, jen před všedností a nudou.

Mám strach z toho všeho? Spíš než strach, mám jisté výhrady. To máme asi všichni, kdykoliv někdo bude zasahovat na naše pohodlí, na náš aktuální stav: musíme opustit pelíšek, abychom šli do školy, a taky musíme opustit maminčinu lůnu, abychom mohli žít. Tak se mají věci: občas jisté nepohodlí, jistý stres, nás posune mnohem dál. Vlastně, když přemýšlím o tom, čeho se víc bojím, jestli bomby od Islámského Státu, nebo nebýt správný, tak rozhodně se víc bojím, životně, toho druhého. Někdo může říct, že tu bombu nevnímám jako aktuální. Měli jste v rukou mrtvou oběť teroristického útoku? Já ano. Jak na můj spánek bude mířit kalašnikov, asi budu uvažovat jinak. Jenže nemíří.

Ano, mám obavy, nebo obavičky, a též mám naději ba i nadšení. Ta nová přiležitost, za kterou jiní sem přicházejí, kterou jiní tady hledají... je taky naše: naše příležitost se něco naučit, šance ukázat, kým doopravdy jsme, možnost stát se lepšími a možná moudřejšími... V tom smyslu, dělá mi nesmírnou radost to, že je čím dál více spontánních občánských iniciativ / projektů na výpomoc uprchlíků. A čím dále se přidává více lidí. Možná jednou se ukáže, že jsem se mýlil, a potvrdí se mé obavy a ne mé sny, ale mezitím chci žít s nadšením a taky, se přiznávám, s klidným svědomím. Budu dál věřit v Evropu a, naivně či opodstatněně, budu o trochu šťastnější. Do té doby, než se ukáže, jestli Evropa se měla otevřít nebo zavřít, budu podporovat projekty, které se mi budou zdát lidštější.

V našem městě, studentská akce dostala tolik pomocí, že plánovaná cesta na dovoz pomoci se bude uskutečňovat hned dvakrát. U nás v práci se stálo něco podobného. Lidé chtějí být dobrými. A taky, že se takovými stanou!

Pro ty, kterým morální důvody nestačí, se na to podívejme teď z trochu praktického hlediska. Připravil jsem pro Vás fotky dvou tabulek, které jsem právě našel na internetu. Porovnejme data na nich uvedená. Na prvním máme hrubý domácí produkt, od nejvyššího; na druhé, hrubý počet přistěhovalců, taky od nejvyššího:

 Zdroj: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_countries_by_GDP_%28nominal%29


Zdroj: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_countries_by_immigrant_population

Nejspíš málokomu unikne podoba vlajek. Ekonomicky nejúspěšnější státy byly v nedávných časech cílem velkého počtu přistěhovalců. Nebo se mi to zdá?

První desítka obsahuje na obou tabulkách 5 společných zemí: Spojené Státy Americké, Rusko, Německo, Spojené Království a Francii. Pokud se podíváme na prvních 14 zemí, na obou tabulkách máme společně ještě Kanadu, Austrálii, Španělsko, Itálii a Indii. To znamená 10 z 14ti, čili něco přes 70%. Klidně se podívejte jak to pokračuje s prvních 20, ale tam se korelace trochu ztrácí... aby se objevila znovu na spodních částech tabulek!

Nestačí Vám tyto praktické důvody, nebo nevěříte tabulkám, nebo...? Další praktický důvod, o kterém se píše už několik let, je neustálý ,,útěk" kvalifikovaných pracovníků směr na západ či do jiných zemí. A tak tady není dost, často ani nejsou spokojení a to se občas projevuje i na to, jak se chovají vůči zákazníkům. Je to ve spoustě oborů a, samozřejmě, velmi osobní věc. Jsem učitel a znám učitele, kteří by raději na západ, jiné, kteří už jsou na západě, jiné, kteří tady žijí spokojeně; a z těch, co nejsou spokojení, někdo si to nechává pro sebe, někdo si to ventiluje v hospodě, někdo si to vynahrazuje nevrlostí i vůči studentům. Co člověk, to unikát. Ano, více kandidatů na jedno pracovní místo znamená, že bude větší konkurence a budeme se muset více snažit. Budiž argument proti migraci pro krátkozraké.

Nejspíš to budu ještě průběžně aktualizovat. Mezitím můžete si ještě pročíst toto: http://www.novinky.cz/komentare/380313-komentar-visegradsky-ostrov-uprostred-evropy-jiri-pehe.html
A klidně mi napište do komentářů, kladně či odporně. Nebo si mě vymažte ze svých přátel na sociálních sítích.

K dnešnímu dnu, závidím to těm městům, která právě dostávají největší počty uprchlíků, a to z mnoha důvodů. Pravda: chtělo by to trochu víc nadhlížet zeshora, aby nedošlo ke ztvoření ghét, nýbrž k integraci do té Evropy, ve kterou věřím, a abychom všichni vyšli obohacení (mám na mysli duševní obohacení, protože to finanční stejně zůstaně, jako vždycky, na těch vyšších kruzích). Tento proces, celý, vyžaduje dostatek infrastruktur a chránění Evropy, ji všichni vyhledáváme, jako Evropané, jako návštěvníci, jako přistěhovalci, jako uprchlíci. Bylo by ideální chránit podstatu Evropských ideálů, třeba příznými pravidly a zákony, které umožňí co nejharmoničtější soužití. A přesto, v minulosti vypadalo, že nikdo nebyl pořádně připraven na inmigraci, a tato přizpěla přijímajícím společnostem kladně a ve stejně míře, jak společnosti poškodilo rozhodnutí vyhazovat celké kultury mimo své hranice. Proto dovolte, abych si ke konci opakoval: šance utíká. Unikátní příležitost se zúčastnit historické události a být na straně správných bude brzo tatam. Na které straně budete Vy?

miércoles, 6 de mayo de 2015

Me siento incómodo

Hace años, cuando vine por primera vez a este país, acostumbrado a que las mujeres me ignoraran por la calle, me costó hacerme a que las jóvenes locales me miraran como lo hacían. Al principio, pensaba que me había dejado la bragueta abajo. Luego hice callo y ya no me daba cuenta.

Volví a mi país casi un año después. Esta vez, no conseguía habituarme al hecho de que ¡yo no existía! No es que me miraran con mala cara, o que me miraran por encima del hombro, sino que, directamente, no era digno de evaluación alguna. No te doy ni el suspenso, vamos.

Esas cosas se llevan mal. Especialmente porque, cuando intentas compartir tus penas, nadie te hace caso, justificándolo de varias maneras: que si son imaginaciones tuyas, que si te mirarán algunas y otras no, que si ya estás criticando tu país de origen, que si te tiene que mirar todo el mundo, que si miran cuando hay algo que ver y por eso me miran a mí y no a ti (en serio, hasta eso he oído, y no sólo una vez).

Pofale.

Entre medias, yo sabía lo mío, y cuando me pegaba cualquier bajón raro en mi país adoptivo, me iba a dar un paseo y volvía con la moral elevada. En el de origen, hablaba con las mujeres de la familia, que eran las únicas que me decían guapo.

El tiempo pasó, se marcó en mi aspecto y dejó de haber miradas. O quizá fuera el avance de la cultura occidental, que hace que aquí miren más ellos a ellas que ellas a ellos. Quizá fuera hartazgo de que los turistas se tomaran las miradas y sonrisas como invitaciones. Lo mismo hice callo o dejé de percibir esa realidad, entre otras cosas por la cantidad de gilipollas que se empeñaban en el día a día en minarme la autoestima (como si yo hubiera preguntado). O quién sabe, pudo ser una combinación de factores.

Han pasado veinte años.

El verano pasado me compré unas gafas llamativas. Quería comprarme algo excéntrico, aparatoso, visible, algo que diera el santo cantazo, vamos. Por supuesto, los primeros en admirarlas fueron mis estudiantes, que querían que se las diera, se las cambiara por las suyas, se las prestara. Al tiempo, me acostumbré a llevarlas sin darme cuenta de lo que me ponía en la cara.

Un día, me parecía que la gente me miraba mucho. Algo así como cuando fui a Cracovia la primera vez (y tras dos días de mosqueo, porque la gente me miraba mucho a los ojos, me di cuenta de que me había pasado dos días sin ver ojos castaños ni pardos - los míos eran los únicos). Claro, me di cuenta de que eran las gafas. Y me di una cuenta errónea.

No siempre eran las gafas. Cuando me quitaba las gafas, la gente me seguía mirando. Y no, no eran miradas como las de hace años, esta vez se centraban en la cara.

Pensé que igual era la nariz.

La mayoría de las veces, la gente (niños, adultos, ancianos, hombres, mujeres) me sonríe. Los niños me saludan.

Contras, acaba de ocurrírseme. ¿Me pareceré a alguien famoso de aquí?

Una vez que me miraba un grupo de gente sonriente, miré para un lado, había un espejo, y al verme, solté la carcajada, porque tenía una cara de juerga impresionante, yo. Pero hay veces que tengo cara de pedo: sin dormir, sin peinar, con dolor de cabeza... y la gente sigue mirándome con el mismo gesto simpático. No se ríen de mí, sino que me sonríen.

Pensé que sería la primavera, pero ya han pasado doce meses de primavera. Pensé en la crisis de la mediana edad, pero aún no quiero una Harley Davidson ni me apetece volver a las discotecas.

Algunas mozas (y digo mozas, no señoras) me persiguen en la piscina. ¿Querrán un autógrafo o emparanoiarme?

Hoy iba andando por la avenida Lannova, sin mis gafas, agotado, somnoliento, vestido discreto (creo yo). Me paré en el semáforo. Miro al otro lado y veo a un grupo de mujeres, las cuatro sonrientes mirándome de arriba abajo, sin visos de haberse puesto de acuerdo o de haber hablado de mí. Recorro la acera de enfrente con la mirada y veo a otras siete mujeres, unas de dos en dos, otras solas, de las cuales otras cuatro me miran. Intimidado por tanto interés, casi me echo a correr. ¿Será una cámara oculta y alguien intenta hacer que yo pierda el juicio?

Mientras camino hacia casa, recuerdo el experimento que hice el verano pasado, de colocar las mismas fotos, exactamente las mismas, en las versiones de ambos países de cierta red social. La nota que me pusieron mis compatriotas fue, de media, de un 3,5 (suspenso). Las otras me pusieron un 8,2 de media (notable).

Repito: han pasado 20 años. No me veo tan impresionante, la verdad - pero como no soy yo quien tiene que juzgar y la gente bocazas hace ya una temporada que no me lanza ataques a la autoestima, igual me he perdido algo. Así que veremos este verano, cuando vaya a mi Tierruca, si me siento olvidado, aliviado, o aún más perseguido.

jueves, 16 de abril de 2015

Por la ciencia (o no, pero de buen rollo)

Tomémoslo con humor...

http://hipertextual.com/2015/04/guia-de-pseudomedicinas

Estoy totalmente de acuerdo en que hay que ser critico con lo que se lee. Por eso me fui a la wikipedia, a los enlaces que ofrece el autor de la opinión arriba expuesta y a la página de la Organización Mundial de la Salud, a ver qué decían de la acupuntura. Sólo la OMS deja entender que la acupuntura funciona, pero no llegan ni a las trescientas referencias en un informe de 2002. Además, el hecho de que F. Mayor Zaragoza cuestionara el soberbio endiosamiento de determinados científicos, o que un pelagatos como Albert Eínstein buscara conciliar ciencia y creencia, me da mucho yuyu.

Por si a alguien no le dan las neuronas, esto es ironía: a día de hoy me inspiran más confianza la OMS, Mayor Zaragoza y Einstein que los aficionados.

El dogmatismo ("ciencia y medicina sólo hay una"), las contradicciones ("Una pseudociencia es [...] dogmática") y el escaso rigor científico o informativo de la entrada son tan evidentes que he de preguntarme si el autor no estará buscando precisamente alejar a los dudosos de la ciencia real. La otra opción es que no sea más que un artículo histérico de alguien que tiene miedo. ¿Por qué?

Y si eliminamos la parte "quierosercientífica" de la hilarante bitacorilla, ¿qué nos queda? Sólo éso que el autor llama "pseudomedicinas". ¿A cuál querrá atraernos?

El método científico no consiste en negar, sino en probar, en intentar, en investigar, en hacer una búsqueda independiente de la verdad, en huir de nuestros propios prejuicios y un largo etcétera de requisitos que el enlace presentado al comienzo de este artículo, simplemente, no reúne.

Y el argumento de que "la acupuntura no le funciona a todo el mundo", sea o no cierto, se olvida de que la medicina occidental TAMPOCO le funciona a todo el mundo - por tanto no sirve para descalificar al "otro".

No puedo evitar recordar la vez aquélla en que a un amigo mío le quitaron un dolor de cabeza por imposición de manos. Él no quería que se lo quitaran. No paró de mover la cabeza hasta que le volvió el dolor. Algunos pretendidos científicos son así... se enfadan y miran para otro lado, destruyen evidencias o rompen amistades que cuestionan su "espacio seguro". Pofale.

Tengo mucho que hacer en la vida y ya tengo otro autor con el que no voy a perder más mi tiempo. Además, mañana he quedado para hablar de física cuántica con alguien que tiene una cátedra en Física y que sí sabe de lo que habla. Ya os contaré.

domingo, 29 de marzo de 2015

Una comedia sobre un infiel

No, que nadie se asuste. No pretendo escribir nada tan poco original como una comedia sobre un infiel. Ya hay demasiadas. El hombre que tiene el plan con su amante y de repente se ve envuelto en la red de sus propias mentiras para jolgorio del público.

Y alguien podría decirme "Pues algunas de esas comedias están bien". Quizá. Cuando te has visto diez o doce, si te siguen pareciendo que estás bien, creo que tú y yo no nos vamos a entender hablando de arte en general. Así de claro. Ni de nada. Te seguiré queriendo, pero evitaré hablar de nada serio contigo.

También alguien podría decir que está bien que se ridiculice al adúltero (o al que lo intenta, para el caso). Ya. Eso estaría bien si al acabar la obra, el interfecto recapacitara, o sufriera las consecuencias de su comportamiento. No es el caso. Al final, todo queda perdonado, olvidado u oculto, y al hijoputa no le pasa nada, que ya el pobre ha sufrido lo indecible durante las dos horas de "comedia". Angelito.

No hay pautas ejemplarizantes. Engañar a la prójima es la juerga padre. De hecho, es difícil decir si la gente se ríe más de los apuros del sinvergüenza o de lo tonta que es toda la gente que le cree sus patrañas. Como si no tuviéramos demasiado ya de eso en la vida.

¿Estoy exagerando? Veamos. ¿Qué pasaría si el hombre estuviera poniendo los cuernos a su mujer con otro hombre? ¡Ah, el maricón! ¡Que le cercenen las gónadas! Pocos simpatizarían con él (probablemente, ni los homosexuales), no es el ideal que tenemos codificado social y genéticamente, queremos una hoguera donde arda y sirva de escarmiento a los que compartan sus calenturas. Hasta ahí podíamos llegar.

¿Y si fuera una mujer? ¡La muy zorra! Eso no se hace, pobre marido, tan entregado, tan cariñoso, tan inocente, tan tontolhigo, y ella le hace eso, pero ¡habráse visto! Si uno del público comienza a abuchearla (hagamos el experimento, si hay ovarios), en breve se unirán otros, será la mujer más odiada en las escenas europeas. No habrá simpatías más que para el verdugo, ¡oh, gentilhombre de bien!

Me niego a aceptar esto como comedia. Es un ejercicio de abuso, de sexismo, de perpetuación de comportamientos inaceptables, de transmisión de valores equivocados, de hipocresía, de aceptación y celebración de la mentira, de ignorancia del daño que se hace a tantas y tontas personas y un largo e ignominioso etcétera.

Quiero ver a las audiencias riéndose al ver los papeles invertidos, deseándole a la mujer que al final todo se le solucione, mofándose de un marido que sea generalizable por ser idiota (y es que idiotas somos todos, llegado el caso). Eso no va a pasar y nadie considerará a tal obra (cuando la haya) como una comedia real, y entre tanto yo ya no quiero ver más obras calcadas unas de otras.

Una infidelidad puede ser una comedia. Por lo general, tiene más visos de tragedia para la persona que tiene que cruzar puertas demasiado bajas para la longitud de sus cuernos. Que eso duele. Y como cuernos tenemos la inmensa mayoría de los que alguna vez hemos salido con alguien, seamos hombres o mujeres, al que no le duela, que se ría si quiere. Pero que no espere que alguien con inteligencia le siga, porque por las puertas que el riente bloquea con sus ignorantes astas no se va a ninguna parte.

domingo, 1 de marzo de 2015

¿Estás estudiando? No lo sabía...

Puede que sea demasiado borde. Podéis saltaros la bitácora entera e ir directamente al EJERCICIO del final.

Cierto, queda fuera del alcance del común de los mortales seguir todas las actualizaciones de todos los contactos en todas las redes sociales. Además, no he hecho tanta publicidad de ello (aunque lo mencioné en esta bitácora, entre otros lugares). Ya he dicho varias veces: hay gente que pregunta por interés en mi persona, o con cariño, y así, la misma pregunta de personas diferentes "suena" diferente. Por otro lado, hay preguntas lógicas, como por ejemplo:

- ¿Qué estudias?
- ¿Cómo van tus estudios?
- ¿Estás contento? (cfs con el "sigues" mencionado más adelante)

- ¿Puedo escuchar algo de lo que haces?
- ¿Qué has aprendido?
- ¿En qué sentido ha cambiado tu música?
- ¿Cómo ha cambiado tu percepción de la música?

Ésas son preguntas que me han hecho, que son lógicas, que pueden dar pie a un intercambio de opiniones (porque lo uno lleva a lo otro y al final acabamos hablando los dos interlocutores). Son preguntas que me gustan, y están presentadas en orden aproximado de frecuencia, siendo la primera la más común de esta lista. Son además preguntas cuyas respuestas van cambiando con el tiempo (excepto la primera, de momento), y por tanto no me aburre contestarlas.

Hay preguntas relativamente lógicas, pero administrativas, que me hastían soberanamente. Eso no es culpa del interlocutor, evidentemente.
¿Dónde estudias?
- A distancia [...]
¿Cómo haces los exámenes?
- No hay exámenes, hay trabajos, proyectos...
¿Por qué esa escuela y no otra?
- Por multitud de motivos.
¿En qué ciudad está eso?
- Qué más te da. Y yo no me acuerdo.

Pero veamos algunas otras preguntas que ya he mencionado en otros lugares, a cuyas respuestas no parece haber prestado atención mucha gente, a tenor de que se me sigue preguntando lo mismo (y ya contesto con piloto automático - me parezco al google, te doy la respuesta antes de que termines la pregunta). Incluyo comentarios de fuera del tiesto. Quizá me acuerde más tarde de algunas preguntas y las incluya. Obsérvese que, prestando la atención merecida a la primera de la lista anterior, cada uno puede encontrar mucho de aquello por lo que curiosea con un vistazo a la red, lo que parece ser demasiado trabajoso.

¿Para qué estudias?
- Para aprender.

¿Qué vas a sacar de eso? ¿Qué tendrás cuando termines?
- Ya estoy sacando. Estoy aprendiendo.

¿Cuántos años son?
- No lo sé. Me da igual. Son siete cursos de duración abierta. Llevo casi tres años.

¿Y vas a estudiar hasta el final?
- No sé. ¿Vas a vivir tú hasta el final?

A mí no se me ocurriría estudiar ahora.
- Ya. Por eso estudio yo y no tú.

¿Cuánto te cuesta?
- No me acuerdo. Pero tienen la información en sus páginas.

¿Qué título vas a tener?
- La titulación es algo así como Diplomado, creo. Pero me da igual.

¿Sigues contento?
- Sí.

¿Y si no puedes terminarlo, qué?
- Viva el optimismo. El día que no pueda seguir, que me quiten lo que llevo bailando.

¿Te van a pagar más en el trabajo?
- No lo he pensado, sigo sin pensarlo, y de suceder, será cosa mía y de mis jefes.

¿Vas a trabajar de ello?
- No. Me gusta mi trabajo. Esto es una afición.

Pero entonces, ¿por qué lo haces?
- Porque me gusta.

¿Nunca te han mandado a la mierda por borde?
- ¿Hay alguien un poco original por aquí cerca? Esta conversación ya huele.

Y lo que muy, muy, muy honrosas excepciones preguntan, y que ya mencioné al principio de esta bitácora, es: ¿Puedo escuchar algo de lo que haces?

¿Y qué es lo que nos quieres decir - que no te preguntemos?

En realidad, no es eso lo que quiero decir. Estas preguntas tan repetitivas, tan estereotipadas, me llevan a reflexionar acerca de cuántas preguntas iguales, vacías, desinteresadas o morbosas o todo ello, hago yo a la gente a mi alrededor, en mi día a día. Alguna vez se nos acusa a los "creativos" de intentar ser originales a cualquier precio - pero el precio aquí es hacer que la conversación merezca la pena para ambas partes, y no que para una (si no para ambas) sea una pérdida de tiempo, una ficción de relación humana tras una máscara de vacuidades.

EJERCICIO: querido lector, querida lectriz, reflexiona ahora sobre las preguntas que se te ocurrirían si alguien te dijera que una tercera persona ha pasado a mejor vida.
  1. Haz una lista de esas preguntas por escrito antes de pasar al número 2.
  2. ¿Cuántas de esas preguntas son originales?
  3. ¿Cuáles de esas preguntas harán sentirse bien al preguntado?
  4. ¿Cuáles de esas preguntas muestran un cariño desinteresado por preguntado y/o fallecido?
  5. ¿Cómo van a cambiar tu vida, o cómo podrían cambiarla, las posibles respuestas?
  6. ¿Qué preguntas de esas estarías dispuesto/a a contestar 15 veces si un día falleciera alguien muy, muy querido? ¿También 150 veces?
  7. ¿Qué preguntas (o sus respuestas) te gustaría ver de boca en boca si fueran sobre alguien muy querido para ti?
  8. Relee las preguntas. ¿Eliminarías alguna? ¿Modificarías alguna? ¿Añadirías algunas más?
  9. Ahora, obsérvate durante 24 horas. ¿Cuántas de las preguntas que haces asiduamente en diversos ámbitos merecen una reflexión así? ¿Cuántos ámbitos se te ocurren?
  10. En última instancia, caben otras reflexiones: ¿por qué lo hacemos? ¿cómo nos sentimos? ¿cómo ayuda a otros funcionar con este estereotipo? Y un largo etcétera.
Como de costumbre, estoy abierto a críticas y comentarios.

martes, 27 de enero de 2015

Tres de tecnología

Telecnología frente a gafas rosadas
La televisión y las redes sociales tienen en común que son formas de evasión: uno cierra los ojos frente al desorden (ya sea éste en sentido literal o figurado) e, inconscientemente, confía en que, cuando los abra, habrá venido Mary Poppins y todo estará en orden. O si lo prefieren, ponen la tapa al cubo de la basura y creen, inocentemente, que la próxima vez que levanten la tapa, el contenido habrá desaparecido por arte de birlibirloque. Y es un poco como ir a la ópera o al fútbol, si me apuran y permiten, y salvando las distancias, claro.

Las gafas rosadas, por contra, implican un cambio de actitud. No significa que no veamos el desorden o el cubo lleno: vamos a verlo, y vamos a saber que tenemos que ordenar y que vaciar el cubo. Al mismo tiempo, evitaremos montar dramas innecesarios y cargar al personal con esa basura que rehusamos tirar. Nuestra basura nos gusta. Sí, tendremos que despedirnos de ella algún día, si no queremos que, como dice Toño, un día aparezca vida inteligente allá dentro. Lo sabemos. Y ese día, montaremos una fiesta de despedida, gue bara essso denemos esdas gafas dan shulas. Sin amargar la vida al prójimo.

Valga eso como introducción.

Tele frente a redes sociales
Hace cosa de año y medio, nos presentaron en una reunión una serie de hechos demostrados por varios estudios, según los cuales, pasar mucho tiempo en redes sociales provocaba una reducción en la cantidad de materia gris del cerebro. ¿Ya os estáis riendo? No me extrañaría. Yo no me reí en su momento porque me pareció más absurdo que ridículo, y ello por varios motivos, relacionados con el seguimiento de la televisión:
  • ninguno de los estudios que yo comprobé mencionaba la presencia simultánea de otros factores posibles, como un seguimiento de varias horas al día de televisión
  • mientras que al seguir un programa en televisión, nuestra mente está mayormente pasiva, en las redes sociales estamos interactuando, léase, que nuestra mente está activa
  • přece jen (= después de todo), en las redes sociales nos estamos comunicando, luego tendría que ser igual que si quedamos para tomar algo con alguien, poco más o menos (al menos en cuanto a actividad cerebral)
Pero ¿seguro que todos estos puntos son tal cual parecen a simple vista? Veamos algunos de los puntos en los que se distingue que dediquemos nuestra mente a internet y/o redes sociales en vez de a esa televisión que tanto aborrezco:
  • brevedad: uno se acostumbra a la comunicación extrabreve, nada de ver una película entera (que ya es mucho más breve que leerse un libro) o un documental; esto nos afecta cognitiva y mnemónicamente;
  • el contenido en internet es, mucho más que el televisado, nuestra opción, por mucho que cambiemos de canal y por muchos canales de los que dispongamos; y también es una posibilidad por la que optamos mucho más fugazmente - léase, nos cansamos en seguida (y vuelta al punto de la brevedad, aunque en este caso no me refiera a comunicación);
  • "está escrito": eso significa que nuestra memoria relega al papel en lugar de sobrecargarse. Esto, que inicialmente es una ventaja en una sociedad con demandas crecientes a la memoria (a corto y largo plazo), supone que perdemos la costumbre de memorizar (había puesto recordar) información relacionada con las personas con las que tratamos, porque confiamos en el papel para que nos lo cuente;
  • posposición: cuando vemos información que nos interesa (entradas, tuits, comentarios, artículos, fotografías, vídeos, noticias), lo dejamos para otro momento, en lugar de aprovechar el momento, la oportunidad que tenemos. Esto altera nuestra percepción de la realidad, porque se convierte en fragmentaria, entre otros (no vemos el documental hasta el final, por así decirlo); además, nos convencemos de que no tenemos tiempo ahora mismo, cambiamos constantemente nuestras prioridades de atención en detrimento de la profundidad, del análisis, de la reflexión; no es menospreciable el efecto que pueda tener sobre la angustia o la depresión;
  • multitarea amplia y semejante, o pluriequimultitarea (polyequimultitasking, široko-rovno-multitasking): mientras vemos la tele, podemos leer, tricotar, tejer cestos de mimbre, planchar, hacer pilates, comer pipas o dar un masaje, por citar algunos ejemplos. Lo que sí que no haremos será cinco tareas a la vez. Por otro lado, uno puede navegar, y jugar, y leer, y estudiar varias materias, y chatear con varias personas a la vez en cada uno de los tres servidores de comunicación a los que está conectado - con la atención puesta en cada una de las tareas, que son excluyentes, cada una de ellas, de tricotar, tejer cestos, planchar, hacer pilates, comer pipas o dar un masaje, por citar los mismos ejemplos de antes. Algo me dice que la bitarea es más productiva para el cerebro y permite alcanzar mayores cotas de rendimiento y profundidad cognitiva que la que yo he llamado aquí pluriequimultitarea (para distinguirla de otras multitareas o de una bitarea) - más en en siguiente punto;
  • referido aún al punto anterior, las tareas físicas realizadas frente al ordenador se basan en estar sentado, teclear, pinchar con el ratón; frente a la televisión, pueden ser más variadas (jugar un solitario, correr sobre el terreno, estar tumbado, estar sentado, estar de pie... la motricidad fina se puede aplicar a tareas diferentes, y probablemente se aplique, aunque sólo sea para rascarse el higo o hurgarse en orificios cefálicos varios). Vamos, que hay una reducción en la diversidad de las tareas motrices.
Es cierto que alguien que se pase cinco horas diarias viendo lo que echen tendrá, con toda probabilidad, cierto deterioro de su materia gris. Desde mi punto de vista, existen razones para pensar que lo mismo le puede suceder a alguien que use internet en exceso. Y estoy por pensar que el umbral de ese "exceso"está mucho más cerca de la cotidianeidad del europeo medio de lo que queremos reconocer. Habiendo dicho eso, creo que, como en todo, lo mejor es la moderación (en caso de duda, moderarse aún más) y, por supuesto, buscar la variedad en la vida en el más amplio sentido de la palabra.

Ni que decir tiene que no se puede comparar un chateo con un quedar para tomar algo, y no creo que nadie lo ponga en duda - pero por si acaso, escribiré sobre ello también (eso sí, ya en otra bitácora).

Tecnolozombis
Creo que el reciente éxito de películas y novelas sobre muertos vivientes tiene, entre otras razones mencionadas en otras bitácoras (de otros grumetes) o en algunas reseñas (de otros críticos), un motivo añadido, y es que nos sentimos identificados con ellos. Vamos por la calle con el cerebro desconectado, mirando la pantalla que tenemos delante. Nos hemos chocado con algo, o con alguien, qué más da. Pero hete aquí que era un interfecto, y nos dice que parecemos un zombi. Léase, un muerto. Léase, alguien con encefalograma plano. Léase, alguien con muerte cerebral, o con un cerebro muerto, o... ¿Nos está llamando idiotas? Y en ese momento, no nos damos cuenta de que el engendro somos nosotros, sólo vemos que pertenecemos a especies diferentes y nos lanzamos a devorarlo. Quizá esto sea más para La invasión de los ultracuerpos (con Donald Sutherland) - bueno, creo que era ésa la película... pero seguro que sabéis de lo que hablo. Por eso no llamamos sublelo al empantallado que nos acaba de atropellar: sabemos que es comprar la única papeleta en una rifa de improperios o más.

La tecnología nos acerca a la nube, pero nos aleja de la gente a nuestro alrededor. Ya hace un par de años que procuro no realizar llamadas cuando voy por la calle, ni mirar el móvil a menos que sea algo urgente (claro que urgente es un vocablo asquerosamente subjetivo, y para cada uno el umbral está a un nivel diferente, por no hablar del número de casos que puede incluir). Recibo llamadas, pero procuro no hacerlas. Y no mando mensajes, ni caminando ni parado ni sentado, si puedo evitarlo. No me gustan. Los mismo se aplica a la guasa, o whasá, whatsapp o similares. Sé que todos lo tenéis. Yo necesito menos tecnología, aun a riesgo de reducir el contacto con gente a la que quiero mucho, mucho, mucho.

Hace años ya que procuro dejar el móvil en casa cuando salgo. O lo desconecto (por ejemplo, cuando tenía una cita, qué tiempos, aquéllos). Hay gente que se enfada, porque intentaron llamarme y no pudieron. Peor para ellos. El que quiera, que se enfade, que igual no me puede llamar para contármelo y yo seguiré tan feliz. Después de todo, no hace tanto que los teléfonos eran todos fijos. Y así, si voy por la calle, miro el paisaje, saludo a mis vecinos y me paro a hablar con gente (¡oh, bici, tan a tiempo que te robaron!), hago fotos o las encuadro con mi mente sin sacar la cámara (imaginación al poder), me dedico a pensar, a rezar, a ver formas en las nubes, a contemplar a Betelgeuze antes de que desaparezca, a identificar olores, y también, cómo no, a esquivar a los tecnolozombitos. Y a reírme de ellos. Faltaría plus.


Corolario
(ya ando cansado, iba a haber escrito colutorio - y ya me entró la duda de si estaré usando adecuadamente la palabra corolario o debería ir direZtamente a por conclusión)

Llevo ya una temporada alejándome cada vez más de las redes sociales. Por todos los puntos arriba expuestos, y por otros más que iré añadiendo, y porque eso de ser excéntrico me ha molado desde que describieron a Cruella de Vil como un poco excéntrica (me encanta su pelo), y porque me parece super-excéntrico salirme del tecnocentro, pues anuncio que, a fecha de hoy (26 de enero de 2015, cumpleaños de Bea), mi presencia en las redes sociales va a reducirse aún más, hasta convertirse en meramente esporádica, puntual, irregular, indigna de mención y anecdótica, como poco. O como mucho.

La excepción necesaria será la de las páginas web donde presente mis pensamientos o mis trabajos (si es que las podemos llamar redes sociales) y, por necesidades burocráticas y cardíaco-emocionales, el correo electrónico. Al resto, desde hoy las denomino redes asociales, porque, nos guste o no, es en lo que tienden a transformarnos, con mayor o menor éxito. Habrá quien diga que a él, a ella, no los afecta - enhorabuena, sin sarcasmo, seguro que es posible, ojalá sea eso válido todo el tiempo que queráis. Y sí, he recuperado el contacto con algunos amigos gracias a las redes sociales, y me alegro de haber recuperado ese contacto en muchos casos, o de haber mantenido otros. Y sí, voy a echar de menos a gente. Ahora mismo estoy echando de menos mirar a unos ojos amigos que, a su vez, estén mirando a los míos. Sin pantallas mediando.

Y las voces queridas, entre otros, también las echo de menos. Pero eso ya va para otra bitácora.

Repito: qué lejucos que está Santander... :( :( :( ¿Cuándo hacemos una mani para pedir el vuelo Budějovice-Parayas sin escalas y subvencionao?