martes, 6 de junio de 2017

Si quieres soluciones

Llamadme machista, pero cuando una mujer me cuenta algo que la preocupa pero que no requiere acción inmediata, que queda fuera de mi alcance personal solucionar, y me lo cuenta una y otra vez y no capta ni directas ni indirectas de que cambie de tema, se me ocurren tres posibilidades:
1) que le sugiera una solución / algo que ella pueda hacer
2) que quiera calentarme la cabeza
3) que quiera calentarse la cabeza.

En el segundo y tercer caso, toca mandar a tomar por el saco. En el primero, me sale el lado machista y, de forma caballerosa, puedo (o no) ofrecer una solución. O dos. O tres. Lo que pasa es que lo que suele pasar más a menudo que menos es que no me dejan acabar la frase y se ponen en la situación más negativa y destructiva posible: "eso no va a funcionar". Y ni me dejan acabar, ni mucho menos explicar, ni solucionar.

A veces intento hasta tres soluciones (alguna vez he ofrecido cinco). Sin ponerse a intentar nada, en un 98% de casos, vuelven a la despotricada. Y luego me llaman incomprensivo, irrespetuoso, intolerante y etceterérrima porque paso de seguir aguantando.

Tengo muchas ganas de que me llamen machista o poco caballeroso para darles un poco de igualdad. Porque, por machismo puro y duro, cuando me vienen en ese plan mis compañeros de género, no les doy ni la segunda oportunidad de escuchar.