A las naciones de Europa.
La oportunidad se escapa. Muy pronto, esa ocasión única de participar en un hecho histórico y de estar del lado correcto habrá pasado de largo. ¿De qué lado estarán Ustedes?
Últimamente me pregunta mucha gente qué pienso de inmigrantes, refugiados, trasladados, etc. ¿Qué se supone que debo pensar, si yo mismo emigré a otro país ya hace veinte años? Por ese motivo, nadie puede esperar que yo vaya a hablar en contra de una migración. Puedo hablar en contra de algunos comportamientos de individuos concretos, sin entrar en detalles como de dónde son o dónde viven.
Mucha gente de nuestro pasado familiar, nacional, europeo o, simplemente, humano, ha necesitado ayuda en algún momento. ¿Saben quiénes fueron Sir Nicholas Winton o Irena Sendlerová? (Para ver unos enlaces en español en wikipedia, pinchen aquí para el señor Winton y aquí para la señora Sendler). Léanse la historia de sus vidas y díganme que no los admiran. Si no los admiran, quizá envidien al menos la admiración que despertaban y que siguen despertando. En caso de que pasen de la admiración ajena (me podría identificar) y tampoco quieran una vida interesante (yo eso sí lo quiero), están en su derecho. Después de todo, estas cosas no se hacen para conseguir nada, sino antes bien, porque sabemos que es lo que hay que hacer, lo correcto. Y ¿podría tener consecuencias nefastas? Quizá mañana, quizá un día o nunca - sólo sé que yo quiero dormir con la conciencia tranquila. Hoy, alguien necesita ayuda (muchos álguienes), y yo puedo ayudar u observar. Lo que no debo hacer es ponerles la zancadilla cuando intentan cruzar mares embravecidos y desiertos ardientes en busca de un lugar seguro (y no, no lo digo por la László, a quien atacan ahora muchos de un modo que los pone a la altura de la imagen que ella ha dado, con independencia de los motivos que ella tuviera).
Pues sí, estoy convencido de que los inmigrantes vienen en busca de un lugar más seguro. ¿Habrá caballos de Troya? Puede ser. También entre nuestros vecinos algunos presentan la dimisión porque cobran más del paro y tienen tiempo libre, y encima se nos jactan en las narices (¿aún no les ha pasado? a mí sí); también entre nosotros están los chupópteros que nos roban dinero y oportunidades. Pero los que vienen, realmente, ¿creen ustedes que arriesgarían sus vidas sólo para tener una vida "más fácil" o "regalada", así, sin más? ¿Quién arriesgaría un lugar seguro, o parcialmente seguro, para saltar a lo desconocido con sus hijos, sus familias enteras y todas sus pertenencias en una mochila, de haber alguna? Quienes dicen que tranquilamente arriesgarían su vida como una aventura, permítanme que no les crea: los aventureros siempre tienen un lugar seguro al que volver, cosa de la que carece la mayoría de los que ahora vienen. Los aventureros no se juegan la vida, sino el entretenimiento, porque de lo que huyen no es del peligro, sino del aburrimiento y la rutina.
¿Tengo algún tipo de miedo? Más que miedo, tengo ciertos temores, que ya he esbozado anteriormente. Esos los tenemos todos cuando alguien echa mano a nuestra zona cómoda y a nuestro estado de dormido bienestar: tenemos que abandonar una cama calentita para ir al colegio o al trabajo, igual que hay que abandonar el seno materno para poder vivir una vida plena. Y es que a veces cierta incomodidad y cierto estrés nos pueden hacer llegar mucho más lejos. De un modo inimaginable. Y sí, a veces me asusta este momento histórico, no lo puedo negar; pero cuando pienso a qué temo más, si a un ataque islámico en mi ciudad o a ser injusto (en la medida que se nos presenta ahora), vitalmente tengo más miedo a esto que a aquello. Alguien me podría decir que no percibo la bomba como un peligro real o inmediato. Podría ser. ¿Han tenido ustedes en las manos a la víctima de un ataque terrorista? El día que un kalashnikov apunte a mi sien, puede que considere las cosas de un modo distinto. Pero ahora no apunta.
Sí, tengo temores. También tengo esperanza e ilusión. Esa oportunidad que otros vienen a buscar a nuestra Europa es también la nuestra: la de aprender, la de demostrar quiénes somos en realidad, la de ser mejores personas y quizá un poquito más sabios... En ese sentido, me alegra mucho ver que cada vez hay más iniciativas ciudadanas para poner granitos de arena en medio de esta crisis. Y cada vez se une más gente. Igual un día descubro que me he equivocado, y se confirman mis temores en lugar de mis sueños, pero entre tanto prefiero vivir con ilusión y, lo reconozco, con la conciencia tranquila. Creeré en la Europa solidaria y en la universalidad de nuestros valores, y de forma cándida o justificada, seré un poco más feliz. Mientras no quede claro de forma definitiva si Europa debía abrirse o cerrarse, yo me siento más inclinado a apoyar los proyectos que me parezcan más humanos.
En mi ciudad, una iniciativa estudiantil se ha visto desbordada, literalmente, con la ayuda que ha prestado la gente. En nuestro centro de trabajo ha sucedido lo mismo. La gente quiere ser buena. Y lo va a ser.
Para aquéllos a quienes todo esto no les baste, observemos ahora algunos datos estadísticos para intentar ver el lado práctico del asunto. Que también lo tiene. Sí, lo mismo Europa se nos va al garete, que es lo que nos dicen nuestros miedos y prejuicios. Para tranquilizar esos miedos a un hundimiento económico, que es lo que vaticinan algunos pelagatos, les he preparado dos fotos con tablas que he encontrado en internet. Comparemos los datos presentados. En la primera podemos ver el producto interior bruto de países de todo el mundo, ordenados de mayor a menor; en la segunda, vemos el número bruto de inmigrantes por países, también de mayor a menor. He seleccionado en ambos casos los 14 primeros.
Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_countries_by_GDP_%28nominal%29
Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_countries_by_immigrant_population
Supongo que a pocos se les escapará que muchas banderas coinciden. Los países más aventajados económicamente parecen ser también aquéllos que, en la historia reciente, han recibido a un número mayor de inmigrantes. ¿O me equivoco?
Entre los diez primeros en ambas tablas tenemos cinco coincidencias: EE.UU, Rusia, Alemania, Reino Unido y Francia. Si observamos los catorce primeros, las coincidencias se elevan a diez, sumándose a los anteriores Canadá, Australia, España (¡sí!), Italia e India. Esto supone 10 de 14, es decir, algo más de un 70%. Pueden usteden pinchar en los enlaces y observar lo que pasa si seguimos hasta los 20 primeros, aunque a partir del número 15 la correlación parece difuminarse... para volver a aparecer de forma clara en las últimas posiciones de las tablas. Curioso.
¿No es bastante? ¿No se lo creen? ¿Necesitan saber más? Como sabemos por los medios, hace ya años que hay una huída constante de cerebros y de personal cualificado a otros países. Así, luego parece que no hay suficientes trabajadores en determinados campos, los que no se han podido o querido ir están descontentos, ello se traduce a veces en un trato negativo con sus clientes... Pasa en muchos campos y es, por supuesto, algo muy personal. Por ejemplo, entre los profesores (que es mi profesión), los hay que querrían irse a otro país; los hay que ya están en otro país; los hay que están felices donde están; y entre los descontentos, unos se lo guardan, otros lo comentan en el bar y otros descargan su mal humor en una enseñanza deplorable. Cada persona es un mundo. Sí, claro que más competencia para un puesto de trabajo significa que uno tendrá que esforzarse más - un argumento contra la inmigración perfecto para los miopes mentales.
Supongo que iré actualizando esta bitácora. Entre medias, pueden ustedes escribirme a los comentarios, de forma positiva o negativa. También me pueden eliminar de su lista de amigos en las redes sociales.
Claro, algo me dice que tiene que haber un límite a la cantidad de personas que podemos recibir. Pero tal vez este límite aceptable no sea más que fruto de esos temores y prejuicios que antes mencionaba. O tal vez sea improcedente con una normativa adecuada y correctamente aplicada. Australia y Canadá tienen un porcentaje de población inmigrante de 27,7% y 20,7%, respectivamente. El tercer país del grupo de cabeza, EE.UU, está muy por detrás, con un 14,3% (salvo que consideremos que son todos inmigrantes excepto por los indios americanos originales y los hawaianos, que forman el 1,4% del total - léase, que la población inmigrante de los EE.UU es un 98,6%). En fin, que hay que pensar un poco en todo, aunque sólo sea para volver a la tesis inicial, como hacía a veces don José.
Hoy por hoy, envidio a las ciudades que están recibiendo una mayor afluencia de refugiados, por un montón de motivos. Cierto: requeriría todo esto tener un poco más de organización desde arriba, para ayudarles a integrarse en esta Europa en la que creo, para que no se formen guetos, para que todos salgamos enriquecidos con la experiencia (y tengo en mente el enriquecimiento mental, no el económico, porque ése se quedará en las altas esferas de todos modos y como siempre). Este proceso requiere de infraestructuras y de una protección de esta Europa que todos buscamos. Sería lo ideal. Y sin embargo, en el pasado nadie estaba preparado para la inmigración, y ésta produjo beneficios a las sociedades receptoras, tanto como perjuicios a las sociedades que decidieron echar de su territorio a culturas enteras. Por eso, permitan que me repita: la oportunidad se escapa. Muy pronto, esa ocasión única de participar en
un hecho histórico y de estar del lado correcto habrá pasado de largo.
¿De qué lado estarán Ustedes?
Mostrando entradas con la etiqueta pragmatismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta pragmatismo. Mostrar todas las entradas
viernes, 11 de septiembre de 2015
La oportunidad se escapa
Etiquetas:
ayuda,
competencia,
economía,
emigración,
Europa,
éxito,
historia,
inmigrantes,
miedo,
oportunidad,
PIB,
pragmatismo,
refugiados,
revolución,
solidaridad,
temor,
trabajo
martes, 28 de octubre de 2014
Pragmatismo frente a sueños
Pues sí, estoy estudiando. Ya estoy acostumbrado a que gente que presume de ser amiga mía, incluso muy buena amiga mía, no muestre el menor signo de alegría cuando se enteran de que, por fin, estoy estudiando una de las dos cosas que quería hacer. Entiendo que ver a alguien que va tras sus sueños puede ser muy puñetero, porque te recuerda que tú no vas tras los tuyos. En realidad, ése es sólo un motivo de los cientos, si no miles, que hay para no alegrarse de que a otro le vaya bien (siendo ese otro alguien por quien se dice que se siente afecto sincero, puro, auténtico y demás blablás). Las envidias (buena y mala) son sólo otros dos motivos.
Como digo, esa costumbre hace que no suela hablar de ello. Para qué. Es mi vida, y lo mismo que no le contamos a nadie nada del polvo tan fabuloso que echamos la noche anterior, hay cosas que es mejor guardarse para uno mismo. Así que luego me pasa que son unos conocidos los que les dicen a otros los cambios que hay en mi vida, y esos otros se sorprenden y preguntan y a mí no me sorprende que enterarse les alegre menos que una pausa publicitaria en el clímax de una buena peli.
Empiezan las preguntas o ničem, inútiles, vacías. La gente se cree super-original cuando te repiten las mismas preguntas que ya has contestado a todos los curiosos anteriores (porque lo que sienten no es interés por ti, sino curiosidad que dista mucho de ser la de un amigo). Entre todos los puntos de la entrevista, hay uno que, de por sí, no esconde malicia alguna, sólo ignorancia, y que parece ser la favorita de los pragmáticos, a saber:
- Y cuando acabes, ¿qué es lo que vas a conseguir?
Sí, es una pregunta que también hago a veces; es una pregunta que te hace también gente que te quiere bien, gente con interés por ti. Pero el lenguaje no es inocente. Las personas, a veces, sí son inocentes y no se dan cuenta. Cuando respondo, se distingue al inocente cariñoso del gilipollas por su reacción.
- Ya lo estoy consiguiendo. Ya he conseguido mucho. No hago esto por un título.
El inocente, el que me quiere bien de verdad, sin paripés, sonríe, se interesa, a veces incluso me pide que le muestre algo de lo que voy haciendo. El "otro" pone cara de fastidio y cambia de tema sin dejarme terminar la frase.
Y sí, yo entiendo que cada uno tiene sus historias personales, sus problemas, sus complejos, sus necesidades y sus etcéteras. Lo entiendo y lo comprendo, porque estoy seguro de que todos nosotros nos encontramos, en un momento u otro, del lado de los cariñosos o del de los pragmáticos, dependiendo del pie con el que nos hayamos levantado, de la persona que nos hable y del asunto de que se trate. Esto no es una crítica a un comentario puntual, ni a una forma de hablar. Ni es una crítica a ese pragmatismo equivocado en el que, de seguro, todos caemos, como digo. Ni siquiera intenta ser esto una crítica, aunque suene como tal. Y si crítica, que figure sólo para llegar al meollo dando un rodeo, en una adaptación personal mía de los rodeos de Ortega y Gasset.
Esto que estoy escribiendo es mi forma particular de informar.
Llevo ya unos cuantos meses de reciclado personal, de redescubrimiento, de introspección. Pongo nombre concreto a las "cosas" que me hacen sentir bien, que prolongan mi vida, que me ponen una sonrisa que no se me quita ni cuando se me cae la tortilla al darle la vuelta. No sé si será posible tener demasiadas de esas "cosas" que te hacen sentir bien. Sé que aún no tengo suficientes. Sé que aún tengo demasiada rémora a mi alrededor, demasiada gente poniendo peros aun a mi forma de respirar.
Yo sueño por soñar, disfruto soñando. No necesito un porqué ni un para qué. No necesito descubrir los mecanismos de la magia, porque entonces ya no es magia. No necesito destripar a la gallina de los huevos de oro para saber que no habrá más huevos si lo hago.
Hay huevos. Y los seguirá habiendo.
Entiéndase lo que sigue como impregnado de abundante reciprocidad.
A mi alrededor, hoy por hoy, sólo hago sitio a gente que me ayude a progresar. Que me apoye. Que se alegre por mí y sepa demostrarlo. Gente que me sirva de modelo, de ejemplo. Gente que piense en el futuro, que haga planes, que piense en términos de proyectos, que dé pasos en el camino del crecimiento personal. Gente con ganas auténticas de ser feliz, y de ver felices al resto. Gente que sepa que el sueño no se consigue durmiendo, sino viviéndolo en vigilia. Que el sueño ya ha empezado, y es su opción transformarlo en pesadilla o en ligerilla. Que el viaje a la felicidad no lleva a la felicidad, sino a la insatisfacción y el descontento; mientras que el viaje por la felicidad es una meta satisfactoria en sí.
Si todo, todito lo que digo en el párrafo anterior te suena a chino, probablemente hoy no pintes nada en mi vida. Ni yo en la tuya.
Como canta Rosana, "no sé mañana, sé de hoy". Y hoy es el futuro.
Como digo, esa costumbre hace que no suela hablar de ello. Para qué. Es mi vida, y lo mismo que no le contamos a nadie nada del polvo tan fabuloso que echamos la noche anterior, hay cosas que es mejor guardarse para uno mismo. Así que luego me pasa que son unos conocidos los que les dicen a otros los cambios que hay en mi vida, y esos otros se sorprenden y preguntan y a mí no me sorprende que enterarse les alegre menos que una pausa publicitaria en el clímax de una buena peli.
Empiezan las preguntas o ničem, inútiles, vacías. La gente se cree super-original cuando te repiten las mismas preguntas que ya has contestado a todos los curiosos anteriores (porque lo que sienten no es interés por ti, sino curiosidad que dista mucho de ser la de un amigo). Entre todos los puntos de la entrevista, hay uno que, de por sí, no esconde malicia alguna, sólo ignorancia, y que parece ser la favorita de los pragmáticos, a saber:
- Y cuando acabes, ¿qué es lo que vas a conseguir?
Sí, es una pregunta que también hago a veces; es una pregunta que te hace también gente que te quiere bien, gente con interés por ti. Pero el lenguaje no es inocente. Las personas, a veces, sí son inocentes y no se dan cuenta. Cuando respondo, se distingue al inocente cariñoso del gilipollas por su reacción.
- Ya lo estoy consiguiendo. Ya he conseguido mucho. No hago esto por un título.
El inocente, el que me quiere bien de verdad, sin paripés, sonríe, se interesa, a veces incluso me pide que le muestre algo de lo que voy haciendo. El "otro" pone cara de fastidio y cambia de tema sin dejarme terminar la frase.
Y sí, yo entiendo que cada uno tiene sus historias personales, sus problemas, sus complejos, sus necesidades y sus etcéteras. Lo entiendo y lo comprendo, porque estoy seguro de que todos nosotros nos encontramos, en un momento u otro, del lado de los cariñosos o del de los pragmáticos, dependiendo del pie con el que nos hayamos levantado, de la persona que nos hable y del asunto de que se trate. Esto no es una crítica a un comentario puntual, ni a una forma de hablar. Ni es una crítica a ese pragmatismo equivocado en el que, de seguro, todos caemos, como digo. Ni siquiera intenta ser esto una crítica, aunque suene como tal. Y si crítica, que figure sólo para llegar al meollo dando un rodeo, en una adaptación personal mía de los rodeos de Ortega y Gasset.
Esto que estoy escribiendo es mi forma particular de informar.
Llevo ya unos cuantos meses de reciclado personal, de redescubrimiento, de introspección. Pongo nombre concreto a las "cosas" que me hacen sentir bien, que prolongan mi vida, que me ponen una sonrisa que no se me quita ni cuando se me cae la tortilla al darle la vuelta. No sé si será posible tener demasiadas de esas "cosas" que te hacen sentir bien. Sé que aún no tengo suficientes. Sé que aún tengo demasiada rémora a mi alrededor, demasiada gente poniendo peros aun a mi forma de respirar.
Yo sueño por soñar, disfruto soñando. No necesito un porqué ni un para qué. No necesito descubrir los mecanismos de la magia, porque entonces ya no es magia. No necesito destripar a la gallina de los huevos de oro para saber que no habrá más huevos si lo hago.
Hay huevos. Y los seguirá habiendo.
Entiéndase lo que sigue como impregnado de abundante reciprocidad.
A mi alrededor, hoy por hoy, sólo hago sitio a gente que me ayude a progresar. Que me apoye. Que se alegre por mí y sepa demostrarlo. Gente que me sirva de modelo, de ejemplo. Gente que piense en el futuro, que haga planes, que piense en términos de proyectos, que dé pasos en el camino del crecimiento personal. Gente con ganas auténticas de ser feliz, y de ver felices al resto. Gente que sepa que el sueño no se consigue durmiendo, sino viviéndolo en vigilia. Que el sueño ya ha empezado, y es su opción transformarlo en pesadilla o en ligerilla. Que el viaje a la felicidad no lleva a la felicidad, sino a la insatisfacción y el descontento; mientras que el viaje por la felicidad es una meta satisfactoria en sí.
Si todo, todito lo que digo en el párrafo anterior te suena a chino, probablemente hoy no pintes nada en mi vida. Ni yo en la tuya.
Como canta Rosana, "no sé mañana, sé de hoy". Y hoy es el futuro.
Etiquetas:
adversación,
amistad,
crecimiento,
crítica,
desarrollo personal,
estudios,
felicidad,
ilusión,
magia,
pragmatismo,
proyectos,
psicología,
reciprocidad,
sueños,
vampirismo,
vampiros
Suscribirse a:
Entradas (Atom)