CONTEXTO
No sé si os habréis dado cuenta del cambio en la entonación del castellano. Por supuesto que se van perdiendo acentos, y podemos señalar a la televisión, a la globalización, a la evolución natural del idioma o a lo que queramos. Desde mi punto de vista, es una pérdida cultural. Como músico, y como amante de los idiomas, me da pena que ya haga años, o lustros, de la última vez que oí a alguien "cantar" con acento santanderino al hablar.
Corríjanme si me equivoco: en castellano, la entonación correcta para las preguntas con pronombre interrogativo desciende hacia el final. Sin embargo, si no hay pronombre interrogativo, la entonación debe ascender. Compárese:
—¿Ha venido Pedro? (ascendente)
—¿Quién ha venido? (descendente)
ALARMA
Hace años ya que me llamó la atención cómo algunas personas hacían preguntas sin pronombre interrogativo y con entonación descendente. Era una entonación extraña para un montañés viviendo en el extranjero. La pregunta tenía un tono más elevado que el de una frase enunciativa, pero acababa con un descenso brusco al final que parecía como si me estuvieran reprochando algo en lugar de preguntarme. Eran casos aislados.
Poco a poco, fueron ganando terreno. Ya cuando estrenaron la serie Isabel, las entonaciones descendentes en las frases interrogativas sin pronombre interrogativo se hicieron más frecuentes que las entonaciones (correctas) ascendentes. Cuando llegó El Ministerio del Tiempo, uno la tenía que ver con subtítulos para saber cuándo preguntaban y cuándo afirmaban. Creo que fue en el tercer capítulo, cuando el actor Sancho pregunta "¿Es él?" y parece que está diciendo "Es él"—que en los subtítulos sí aparece con signos de interrogación. Que personas supuestamente provenientes de distintas épocas y regiones cometieran, todas, el mismo error, me pareció un fallo muy cutre, y también un defecto sin importancia en una serie estupenda; pero como profesor de español, aquello era irritante como una piedra colada en un zapato perfecto.
Hasta este año 2019, me parecía que los niños, al menos, seguían conservando el acento propio de los sitios y la entonación lógica para estas preguntas. Ya no.
¿SÍNTOMA?
Podríamos ver esto como una evolución natural de un idioma cada vez más expuesto al inglés, que distingue las preguntas de las afirmaciones por el orden de las palabras en la frase, y que se puede permitir ahorrarse el esfuerzo de ascender a un tono más agudo. En ese caso, sólo sería un síntoma de contagio lingüístico.
Sin embargo, yo creo que va más allá. Ya Gabriel García
Márquez reflejaba la dificultad para respirar de la esposa del coronel
(en El coronel no tiene quien le escriba) escribiendo sus preguntas sin
signos de interrogación—y por si quedaren dudas de si aquello era
intencional o una interpretación del lector, el narrador lo corrobora algo más adelante. Una sociedad
cansada no va a elevar la entonación, sistemáticamente. Una persona introvertida o apática, tampoco: ella ya sabe que pregunta, y se lo pregunta a sí misma. Una persona desesperada probablemente no eleve mucho el tono tampoco.
Pero es mucho peor. Una persona con una entonación que no asciende al pedir permiso, en realidad no está pidiendo permiso, sino que está autorizándose a aquello que fuere. No es lo mismo "¿Se puede?" que "Se puede". Esa entonación plana o descendente se utiliza también en algunas preguntas retóricas (no en todas ni por todos): no esperamos una respuesta, o directamente no nos interesa la opinión ajena, y eso se refleja en nuestra entonación.
Llevado el punto anterior al extremo (y es un extremo que he visto demasiadas veces), refleja también un dogmatismo y un ánimo de convicción del otro. Si estamos, supuestamente, dialogando, y hacemos una pregunta clara a la persona que tenemos delante, la estamos invitando a que participe en el diálogo. Sin embargo, si la persona lo que oye es una afirmación, la estamos forzando a tragar con aquello que le decimos, porque para cuando se dé cuenta de que le estábamos preguntando, nosotros ya habremos seguido con nuestro rollo, autoconvencidos de que el silencio de la otra persona implica una aceptación tácita de la película que le estábamos contando. No es lo mismo un "¿Tú echas piña a la pizza?" que un "Tú echas piña a la pizza". Si te quieren convencer de que te pases a su bando, ni tan mal, lo creas o no: peor es cuando nos quieren convencer de que pertenecemos al que consideran bando contrario para poder odiarnos con justificación: "¿Tú serías capaz de comerte un niño crudo?" frente a la versión afirmativa. Brrr. Miedo me da.
Los españoles nos interrumpimos al hablar. Eso, que siempre ha sido un signo de mala educación, y que contribuye en ocasiones a crispar los nervios aún más, a mí, qué quieren que les diga, me da ciertas esperanzas de que aún no tenemos, como nación, un electroencefalograma tan plano como nuestra entonación.
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lunes, 25 de noviembre de 2019
La entonación como síntoma
Etiquetas:
afirmación,
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ascendente,
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jueves, 25 de julio de 2019
Bailar con dogmas
Estaban hablando dos hombres de mediana edad y uno menciona sus achaques, que si esto, que si aquello, que si la espalda. Ah, la espalda, te mueves poco, ¿no? Pues ni tan poco, como de costumbre, más de lo que me recomiendan los médicos, pero esto me viene de nacimiento. Ya, responde el listo, a mí en eso me ayudan los bailes de salón, que son estupendos porque bla bla bla. Entiendo, dice el doliente, yo también hacía bailes, sé de lo que hablas, a mí lo que me ayuda es la natación, que la tengo dejada, y ejercicios específicos de espalda. No, no, se defiende el listo, no lo entiendes, la danza no es de trabajo muscular, es de coordinación entre la mente y el cuerpo y de un cuerpo con otro, y yo también tenía cosas de nacimiento y limitaciones y motivos varios, pero la danza bla bla bla. El doliente evidentemente no tiene fuerzas para discutir. "Me alegro de que te sirva". El listo se enfada.
Y no es difícil imaginarse cómo continuaría la historia con un doliente que pecara de ser demasiado conciliador. Intenta la danza, acaba con tirones por todo el cuerpo y machacado, y el listo entonces lo atacaría, no por no haber intentado la danza, sino por haberlo hecho mal desde el principio, que debería de haber hecho bla bla bla. El listo mantiene su posición de poder, anclado en sus inamovibles dogmas, y el conciliador se siente todavía más idiota que antes. Debería haber hecho lo que sabía: volver a la piscina y a los ejercicios e ignorar al dogmático, en lugar de perder el tiempo con caminos que sabe sin salida ya antes de dar un primer paso por ellos.
Por suerte, el doliente ya ha bailado en más discusiones en esta vida y a algunos interfectos los ve venir de lejos. Mariconadas, las justas, que la vida es demasiado corta y de algo
tendría que servirnos la poca experiencia que vamos adquiriendo. "Me alegro de que te sirva". Y el listo se enfada porque se da cuenta de que, con dolor y sin fuerzas, el doliente no está dispuesto a bailar con él. Ni ahora, ni nunca.
sábado, 16 de abril de 2016
"Las carreteras son para los coches"
... y otras lindezas. Ayer le pregunté a una conocida si tenía planeado hacer excursiones en motocicleta (motociclista de pro como es), y entre unas cosas y otras acabó despotricando de los ciclistas como yo. Que los ciclistas tenían que quedarse en los carriles-bici, y no andar molestando en carreteras.
Opté por una actitud prudente en la conversación, porque a algunos dogmáticos, algunos días, se los ve venir de lejos. Es como cuando oyes a un gitano despotricar de los homosexuales o a un homosexual de los gitanos: a ver, espabila, que estás pidiendo comprensión y derechos para tu minoría mientras atacas a otras minorías que también necesitan defender sus derechos. Y el hecho es que los motociclistas son una minoría que molesta a mucha gente, constituyen una minoría que molesta con su ruido y su comportamiento (percibido por no pocos como una temeridad, cuando no una amenaza, dentro del uso responsable de las carreteras y otros espacios públicos) y que no somos pocos los que prohibiríamos su uso en una gran cantidad de espacios (p.e. plazas, pueblos). Ya escribí hace años el guión para un corto de cine en el que mostraba mis sugerencias al respecto. Y sí, hoy veo aquellas sugerencias como radicales; pero el hecho es que muchos motoristas suponen, aún hoy, un riesgo para la salud pública, con sus ruidos, sus humos, sus maniobras inesperadas y que no se ven venir, etcétera (hay otros puntos más serios, pero no es de eso de lo que quiero hablar).
Seguía mi conocida con la matraca de que los ciclistas suponen un peligro por sus maniobras inesperadas (ehm... un motociclista que te adelanta a 200 Km por hora y al que no ves venir, supongo que es algo esperado por cualquiera en cualquier lugar y momento del día). No acertaba ella a ver que una de las obligaciones de cualquier conductor, sea del vehículo (motorizado o no) que sea, es adaptar su velocidad a las circunstancias de la carretera, y que estas circunstancias incluyen, nos guste o no, a otros usuarios que estaban en donde fuere antes de que llegáramos nosotros.
Y es que el argumento de "las carreteras son para los coches" no es válido desde el momento en el que las personas son más importantes que los coches. Porque, a ver, cuando nos compramos un coche, ¿lo hacemos por el coche, para que el pobre tenga quién lo conduzca? ¿O lo hacemos, en cambio, por nosotros, para tener una vida más cómoda? Los coches son para las personas, lo mismo que las carreteras. Y si fueran para los coches, entonces las motocicletas tendrían tan poco que hacer en ellas como las bicicletas. O menos, incluso, porque un choque contra un ciclista supone para la salud de cualquier conductor de un coche un riesgo mucho menor que el choque contra una moto.
Como ciclista, intento pensar en los otros usuarios de la carretera, y no sobrepasarme en mis derechos. Me irrita, cuando conduzco, ver, como he visto, a dos ciclistas que ocupan toda la carretera y no te dejan adelantar ni con línea discontinua y una visibilidad de varios cientos de metros, porque toda la anchura de la carretera es poca para ellos, en lugar de ir, dejme tomu, ocupando un carril entero pero permitiendo adelantar por el otro. Y me irrita el comportamiento desconsiderado de los ciclistas porque seguimos siendo minoría, no tenemos tantos espacios, no tenemos tantos derechos, y que haya gilipollas abusando de los pocos derechos que tenemos nos hace flaco favor en la línea de conseguir nuevos derechos.
Habiendo dicho eso, el principal perjudicado en un accidente con un ciclista suele ser... el ciclista. Es el más vulnerable de los conductores. Al mismo tiempo, es el que menos contamina, sea acústica o atmosféricamente. Es, de todos los conductores, el que más está haciendo por su salud y por la salud de otros usuarios de las comunicaciones de cualquier tipo, y por el medio ambiente. Potencialmente, es, con su mejor estado de salud (y salvo accidentes), el que, cuando envejezca, va a necesitar menos recursos de ese sistema socio-sanitario que pagamos todos de nuestros impuestos. Y hablando de impuestos, las carreteras se pagan también de los impuestos que pagan los ciclistas. Cierto, este argumento justificaría que los coches y las motos circularan por los carriles-bici; sin embargo, la ley permite a los ciclistas circular por las carreteras.
Y en las carreteras como en el mar, el grande es el que tiene que tener más cuidado de no aplastar al pequeño.
Las carreteras son para las personas, no para los gilipollas, usen el medio de transporte que fuere.
Opté por una actitud prudente en la conversación, porque a algunos dogmáticos, algunos días, se los ve venir de lejos. Es como cuando oyes a un gitano despotricar de los homosexuales o a un homosexual de los gitanos: a ver, espabila, que estás pidiendo comprensión y derechos para tu minoría mientras atacas a otras minorías que también necesitan defender sus derechos. Y el hecho es que los motociclistas son una minoría que molesta a mucha gente, constituyen una minoría que molesta con su ruido y su comportamiento (percibido por no pocos como una temeridad, cuando no una amenaza, dentro del uso responsable de las carreteras y otros espacios públicos) y que no somos pocos los que prohibiríamos su uso en una gran cantidad de espacios (p.e. plazas, pueblos). Ya escribí hace años el guión para un corto de cine en el que mostraba mis sugerencias al respecto. Y sí, hoy veo aquellas sugerencias como radicales; pero el hecho es que muchos motoristas suponen, aún hoy, un riesgo para la salud pública, con sus ruidos, sus humos, sus maniobras inesperadas y que no se ven venir, etcétera (hay otros puntos más serios, pero no es de eso de lo que quiero hablar).
Seguía mi conocida con la matraca de que los ciclistas suponen un peligro por sus maniobras inesperadas (ehm... un motociclista que te adelanta a 200 Km por hora y al que no ves venir, supongo que es algo esperado por cualquiera en cualquier lugar y momento del día). No acertaba ella a ver que una de las obligaciones de cualquier conductor, sea del vehículo (motorizado o no) que sea, es adaptar su velocidad a las circunstancias de la carretera, y que estas circunstancias incluyen, nos guste o no, a otros usuarios que estaban en donde fuere antes de que llegáramos nosotros.
Y es que el argumento de "las carreteras son para los coches" no es válido desde el momento en el que las personas son más importantes que los coches. Porque, a ver, cuando nos compramos un coche, ¿lo hacemos por el coche, para que el pobre tenga quién lo conduzca? ¿O lo hacemos, en cambio, por nosotros, para tener una vida más cómoda? Los coches son para las personas, lo mismo que las carreteras. Y si fueran para los coches, entonces las motocicletas tendrían tan poco que hacer en ellas como las bicicletas. O menos, incluso, porque un choque contra un ciclista supone para la salud de cualquier conductor de un coche un riesgo mucho menor que el choque contra una moto.
Como ciclista, intento pensar en los otros usuarios de la carretera, y no sobrepasarme en mis derechos. Me irrita, cuando conduzco, ver, como he visto, a dos ciclistas que ocupan toda la carretera y no te dejan adelantar ni con línea discontinua y una visibilidad de varios cientos de metros, porque toda la anchura de la carretera es poca para ellos, en lugar de ir, dejme tomu, ocupando un carril entero pero permitiendo adelantar por el otro. Y me irrita el comportamiento desconsiderado de los ciclistas porque seguimos siendo minoría, no tenemos tantos espacios, no tenemos tantos derechos, y que haya gilipollas abusando de los pocos derechos que tenemos nos hace flaco favor en la línea de conseguir nuevos derechos.
Habiendo dicho eso, el principal perjudicado en un accidente con un ciclista suele ser... el ciclista. Es el más vulnerable de los conductores. Al mismo tiempo, es el que menos contamina, sea acústica o atmosféricamente. Es, de todos los conductores, el que más está haciendo por su salud y por la salud de otros usuarios de las comunicaciones de cualquier tipo, y por el medio ambiente. Potencialmente, es, con su mejor estado de salud (y salvo accidentes), el que, cuando envejezca, va a necesitar menos recursos de ese sistema socio-sanitario que pagamos todos de nuestros impuestos. Y hablando de impuestos, las carreteras se pagan también de los impuestos que pagan los ciclistas. Cierto, este argumento justificaría que los coches y las motos circularan por los carriles-bici; sin embargo, la ley permite a los ciclistas circular por las carreteras.
Y en las carreteras como en el mar, el grande es el que tiene que tener más cuidado de no aplastar al pequeño.
Las carreteras son para las personas, no para los gilipollas, usen el medio de transporte que fuere.
jueves, 16 de abril de 2015
Por la ciencia (o no, pero de buen rollo)
Tomémoslo con humor...
http://hipertextual.com/2015/04/guia-de-pseudomedicinas
Estoy totalmente de acuerdo en que hay que ser critico con lo que se lee. Por eso me fui a la wikipedia, a los enlaces que ofrece el autor de la opinión arriba expuesta y a la página de la Organización Mundial de la Salud, a ver qué decían de la acupuntura. Sólo la OMS deja entender que la acupuntura funciona, pero no llegan ni a las trescientas referencias en un informe de 2002. Además, el hecho de que F. Mayor Zaragoza cuestionara el soberbio endiosamiento de determinados científicos, o que un pelagatos como Albert Eínstein buscara conciliar ciencia y creencia, me da mucho yuyu.
Por si a alguien no le dan las neuronas, esto es ironía: a día de hoy me inspiran más confianza la OMS, Mayor Zaragoza y Einstein que los aficionados.
El dogmatismo ("ciencia y medicina sólo hay una"), las contradicciones ("Una pseudociencia es [...] dogmática") y el escaso rigor científico o informativo de la entrada son tan evidentes que he de preguntarme si el autor no estará buscando precisamente alejar a los dudosos de la ciencia real. La otra opción es que no sea más que un artículo histérico de alguien que tiene miedo. ¿Por qué?
Y si eliminamos la parte "quierosercientífica" de la hilarante bitacorilla, ¿qué nos queda? Sólo éso que el autor llama "pseudomedicinas". ¿A cuál querrá atraernos?
El método científico no consiste en negar, sino en probar, en intentar, en investigar, en hacer una búsqueda independiente de la verdad, en huir de nuestros propios prejuicios y un largo etcétera de requisitos que el enlace presentado al comienzo de este artículo, simplemente, no reúne.
Y el argumento de que "la acupuntura no le funciona a todo el mundo", sea o no cierto, se olvida de que la medicina occidental TAMPOCO le funciona a todo el mundo - por tanto no sirve para descalificar al "otro".
No puedo evitar recordar la vez aquélla en que a un amigo mío le quitaron un dolor de cabeza por imposición de manos. Él no quería que se lo quitaran. No paró de mover la cabeza hasta que le volvió el dolor. Algunos pretendidos científicos son así... se enfadan y miran para otro lado, destruyen evidencias o rompen amistades que cuestionan su "espacio seguro". Pofale.
Tengo mucho que hacer en la vida y ya tengo otro autor con el que no voy a perder más mi tiempo. Además, mañana he quedado para hablar de física cuántica con alguien que tiene una cátedra en Física y que sí sabe de lo que habla. Ya os contaré.
http://hipertextual.com/2015/04/guia-de-pseudomedicinas
Estoy totalmente de acuerdo en que hay que ser critico con lo que se lee. Por eso me fui a la wikipedia, a los enlaces que ofrece el autor de la opinión arriba expuesta y a la página de la Organización Mundial de la Salud, a ver qué decían de la acupuntura. Sólo la OMS deja entender que la acupuntura funciona, pero no llegan ni a las trescientas referencias en un informe de 2002. Además, el hecho de que F. Mayor Zaragoza cuestionara el soberbio endiosamiento de determinados científicos, o que un pelagatos como Albert Eínstein buscara conciliar ciencia y creencia, me da mucho yuyu.
Por si a alguien no le dan las neuronas, esto es ironía: a día de hoy me inspiran más confianza la OMS, Mayor Zaragoza y Einstein que los aficionados.
El dogmatismo ("ciencia y medicina sólo hay una"), las contradicciones ("Una pseudociencia es [...] dogmática") y el escaso rigor científico o informativo de la entrada son tan evidentes que he de preguntarme si el autor no estará buscando precisamente alejar a los dudosos de la ciencia real. La otra opción es que no sea más que un artículo histérico de alguien que tiene miedo. ¿Por qué?
Y si eliminamos la parte "quierosercientífica" de la hilarante bitacorilla, ¿qué nos queda? Sólo éso que el autor llama "pseudomedicinas". ¿A cuál querrá atraernos?
El método científico no consiste en negar, sino en probar, en intentar, en investigar, en hacer una búsqueda independiente de la verdad, en huir de nuestros propios prejuicios y un largo etcétera de requisitos que el enlace presentado al comienzo de este artículo, simplemente, no reúne.
Y el argumento de que "la acupuntura no le funciona a todo el mundo", sea o no cierto, se olvida de que la medicina occidental TAMPOCO le funciona a todo el mundo - por tanto no sirve para descalificar al "otro".
No puedo evitar recordar la vez aquélla en que a un amigo mío le quitaron un dolor de cabeza por imposición de manos. Él no quería que se lo quitaran. No paró de mover la cabeza hasta que le volvió el dolor. Algunos pretendidos científicos son así... se enfadan y miran para otro lado, destruyen evidencias o rompen amistades que cuestionan su "espacio seguro". Pofale.
Tengo mucho que hacer en la vida y ya tengo otro autor con el que no voy a perder más mi tiempo. Además, mañana he quedado para hablar de física cuántica con alguien que tiene una cátedra en Física y que sí sabe de lo que habla. Ya os contaré.
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