domingo, 1 de marzo de 2015

¿Estás estudiando? No lo sabía...

Puede que sea demasiado borde. Podéis saltaros la bitácora entera e ir directamente al EJERCICIO del final.

Cierto, queda fuera del alcance del común de los mortales seguir todas las actualizaciones de todos los contactos en todas las redes sociales. Además, no he hecho tanta publicidad de ello (aunque lo mencioné en esta bitácora, entre otros lugares). Ya he dicho varias veces: hay gente que pregunta por interés en mi persona, o con cariño, y así, la misma pregunta de personas diferentes "suena" diferente. Por otro lado, hay preguntas lógicas, como por ejemplo:

- ¿Qué estudias?
- ¿Cómo van tus estudios?
- ¿Estás contento? (cfs con el "sigues" mencionado más adelante)

- ¿Puedo escuchar algo de lo que haces?
- ¿Qué has aprendido?
- ¿En qué sentido ha cambiado tu música?
- ¿Cómo ha cambiado tu percepción de la música?

Ésas son preguntas que me han hecho, que son lógicas, que pueden dar pie a un intercambio de opiniones (porque lo uno lleva a lo otro y al final acabamos hablando los dos interlocutores). Son preguntas que me gustan, y están presentadas en orden aproximado de frecuencia, siendo la primera la más común de esta lista. Son además preguntas cuyas respuestas van cambiando con el tiempo (excepto la primera, de momento), y por tanto no me aburre contestarlas.

Hay preguntas relativamente lógicas, pero administrativas, que me hastían soberanamente. Eso no es culpa del interlocutor, evidentemente.
¿Dónde estudias?
- A distancia [...]
¿Cómo haces los exámenes?
- No hay exámenes, hay trabajos, proyectos...
¿Por qué esa escuela y no otra?
- Por multitud de motivos.
¿En qué ciudad está eso?
- Qué más te da. Y yo no me acuerdo.

Pero veamos algunas otras preguntas que ya he mencionado en otros lugares, a cuyas respuestas no parece haber prestado atención mucha gente, a tenor de que se me sigue preguntando lo mismo (y ya contesto con piloto automático - me parezco al google, te doy la respuesta antes de que termines la pregunta). Incluyo comentarios de fuera del tiesto. Quizá me acuerde más tarde de algunas preguntas y las incluya. Obsérvese que, prestando la atención merecida a la primera de la lista anterior, cada uno puede encontrar mucho de aquello por lo que curiosea con un vistazo a la red, lo que parece ser demasiado trabajoso.

¿Para qué estudias?
- Para aprender.

¿Qué vas a sacar de eso? ¿Qué tendrás cuando termines?
- Ya estoy sacando. Estoy aprendiendo.

¿Cuántos años son?
- No lo sé. Me da igual. Son siete cursos de duración abierta. Llevo casi tres años.

¿Y vas a estudiar hasta el final?
- No sé. ¿Vas a vivir tú hasta el final?

A mí no se me ocurriría estudiar ahora.
- Ya. Por eso estudio yo y no tú.

¿Cuánto te cuesta?
- No me acuerdo. Pero tienen la información en sus páginas.

¿Qué título vas a tener?
- La titulación es algo así como Diplomado, creo. Pero me da igual.

¿Sigues contento?
- Sí.

¿Y si no puedes terminarlo, qué?
- Viva el optimismo. El día que no pueda seguir, que me quiten lo que llevo bailando.

¿Te van a pagar más en el trabajo?
- No lo he pensado, sigo sin pensarlo, y de suceder, será cosa mía y de mis jefes.

¿Vas a trabajar de ello?
- No. Me gusta mi trabajo. Esto es una afición.

Pero entonces, ¿por qué lo haces?
- Porque me gusta.

¿Nunca te han mandado a la mierda por borde?
- ¿Hay alguien un poco original por aquí cerca? Esta conversación ya huele.

Y lo que muy, muy, muy honrosas excepciones preguntan, y que ya mencioné al principio de esta bitácora, es: ¿Puedo escuchar algo de lo que haces?

¿Y qué es lo que nos quieres decir - que no te preguntemos?

En realidad, no es eso lo que quiero decir. Estas preguntas tan repetitivas, tan estereotipadas, me llevan a reflexionar acerca de cuántas preguntas iguales, vacías, desinteresadas o morbosas o todo ello, hago yo a la gente a mi alrededor, en mi día a día. Alguna vez se nos acusa a los "creativos" de intentar ser originales a cualquier precio - pero el precio aquí es hacer que la conversación merezca la pena para ambas partes, y no que para una (si no para ambas) sea una pérdida de tiempo, una ficción de relación humana tras una máscara de vacuidades.

EJERCICIO: querido lector, querida lectriz, reflexiona ahora sobre las preguntas que se te ocurrirían si alguien te dijera que una tercera persona ha pasado a mejor vida.
  1. Haz una lista de esas preguntas por escrito antes de pasar al número 2.
  2. ¿Cuántas de esas preguntas son originales?
  3. ¿Cuáles de esas preguntas harán sentirse bien al preguntado?
  4. ¿Cuáles de esas preguntas muestran un cariño desinteresado por preguntado y/o fallecido?
  5. ¿Cómo van a cambiar tu vida, o cómo podrían cambiarla, las posibles respuestas?
  6. ¿Qué preguntas de esas estarías dispuesto/a a contestar 15 veces si un día falleciera alguien muy, muy querido? ¿También 150 veces?
  7. ¿Qué preguntas (o sus respuestas) te gustaría ver de boca en boca si fueran sobre alguien muy querido para ti?
  8. Relee las preguntas. ¿Eliminarías alguna? ¿Modificarías alguna? ¿Añadirías algunas más?
  9. Ahora, obsérvate durante 24 horas. ¿Cuántas de las preguntas que haces asiduamente en diversos ámbitos merecen una reflexión así? ¿Cuántos ámbitos se te ocurren?
  10. En última instancia, caben otras reflexiones: ¿por qué lo hacemos? ¿cómo nos sentimos? ¿cómo ayuda a otros funcionar con este estereotipo? Y un largo etcétera.
Como de costumbre, estoy abierto a críticas y comentarios.

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