No hay fuentes de energía limpias. Todas contaminan, de un modo o de otro, antes o después, o también de todos modos y en todo momento. Nos guste o no, ésta es una realidad que hay que afrontar.
La naturaleza no es democrática. La naturaleza no entiende frases como "puedo tener todo lo que quiera" o "todo tiene que estar al alcance de todos". La imaginación humana parece carecer de los límites de la naturaleza. Sólo que esos límites existen. No entro a discutir si ya los estamos forzando o todavía no, no me interesan esos debates, en este momento. Lo que hay que pensar es que la huella ecológica del habitante medio del planeta se está disparando, al tiempo que el número de habitantes sigue creciendo. En breve, decir que hay cinco habitantes por kilómetro cuadrado equivaldrá en la cabeza de muchos a decir que hay cinco pisos, cinco casas con jardín, cinco coches de buen tamaño, más el alojamiento cerca de la playa, todo ello con su equipamiento, que incluye la bicicleta que no se usa, tres o cuatro televisiones, el ordenador de mesa, el portátil de trabajo, el portátil de ocio, tres o cuatro teléfonos móviles (se usen o no), dos o tres videoconsolas y-un-largo-etcétera.
A todo esto hay que añadirle el espacio que estas cinco personas necesitan para alimentarse (léase producir comida: cultivos, mataderos, destilerías, etc.) y trabajar. Hay que darles cinco puestos de trabajo, hay que tender cables (al menos los de la luz), alcantarillado, quizá gas, buenas
Señores, despierten. Ya les haré el cálculo de lo que eso ocupa en metros cuadrados, que van a ser unos cuantos. Y no hablo de huella ecológica, todavía, ni de huella de CO2. Lo que no cabe duda es que, para llevar a cabo todas esas obras y producir esos bienes, además de espacio y materiales, se necesita energía. Sí, y mano de obra, claro, oh, Jorge, qué malvado, queriendo eliminar puestos de trabajo. Pues no. La solución a eso también existe, pero de ese tema hablaré otro día. Hoy quería hablar de la energía y ya me he disparado hablando de otros temas.
Me decía hoy un estudiante que un coche por hidrógeno es un coche limpio. Claro. Como que producir hidrógeno no supone ningún gasto de energía, ¿verdad? Y eso ¿desde cuándo? Hay lugares del mundo, como Islandia, que gracias a la energía geotérmica se pueden permitir producir hidrógeno sin quemar uranio ni combustibles fósiles, pero esos lugares son excepciones. Quizá la energía maremotriz sea de las más limpias... pero necesitas construir la central, lo mismo que con las hidroeléctricas (supongo) y las eólicas (nueva suposición) -- todas éstas tienen impacto paisajístico, cuando menos. La energía solar, amén de su impacto paisajístico cuando se produce en "centrales", no es una energía limpia, sino tan sólo "más limpia que otras" como la nuclear o la basada en combustión fósil (carbón, gas, petróleo y derivados).
La energía limpia y sin impacto ambiental es una quimera. Y si queremos de verdad ensuciar lo menos posible, lo que hay que hacer es consumir menos energía. Y PUNTO. Ya lo publiqué en su día (en papel) con ejemplos prácticos de cómo reducirla, y ya publicaré algunos más.
Sigo creyendo que, un día, nos obligarán a reducir el consumo. No será ningún sistema político, sino la propia naturaleza. Ese día, quienes estén acostumbrados a vivir con poco, seguirán igual que estaban hasta entonces, sin echar nada en falta, y seguirán siendo felices; o, si tuvieran que reducir en extremo, la diferencia sería menor que para aquellos empeñados en no ver esta verdad incómoda.
Los que escojan, serán libres. Los que no escojan, se verán esclavizados por su propia ceguera. Seguid planchando. Seguid encendiendo una televisión que nadie ve. Seguid abusando de calefacción y aire acondicionado, como si no nos costara más que la factura de la luz.
En lo único que confío es en que no se demuestre que tengo razón en mucho, mucho tiempo. Quizá porque haya gente suficiente que me crea y, con su estilo de vida consciente y libre, ayude a frenar el proceso.
La esperanza es lo último que se pierde...
Interesante, estimado Otolio. Pero un poco ajeno a la realidad de estas pampas en las que habito. Porque Argentina, mal que mal y por mucho que chillen los europeizantes de acá, es Tercer Mundo, bien Tercer Mundo.
ResponderEliminarAsí que tu descripción de lo que es una casa tipo a nosotros nos suena más bien a fastuosidad y lujo.
No digo que acá no haya gente que se da la gran vida. Pero hay muchas más casas más bien sencillas. Nuestra clase media seguramente no es la de España.
No digo que consumamos menos energía. Quizá consumamos tanto o más, pero de otro modo. En todo caso, prácticamente no hay conciencia ecológica. En el barco estamos todos, pero algunas discusiones son más candentes en tales rincones del mundo y otros tales no.
Abrazo.
Gracias por tu comentario, amigo Tamarit. Soy consciente de que la realidad no es así en la mayor parte del mundo - y de hecho, incluso para España es una exageración. Cuando lo escribí, coincidió que no hacía más que encontrarme con gente para la que un piso de 100 metros cuadrados era "un pisito". Yo eso no lo entiendo. Un piso de 100 metros cuadrados es un pedazo de piso, es un monstruo, especialmente si es para una o dos personas.
ResponderEliminarCreo que, en realidad, la idea implícita es que la gente se crea necesidades. Y eso es algo con lo que me topo demasiado a menudo por esta zona.
Y la idea explícita es que, en los medios de comunicación, nos venden formas más baratas y más productivas de energía, pero en Europa lo que hay no es un uso, sino un abuso de la energía, en general, y no necesitamos energía nuclear, sino menos falsas necesidades. Hablo de Europa - o más bien, de la Europa en la que vivo (que hay otros lugares en la propia Europa que necesitarían más energía, más industria, más ayuda...)
Acá son las tres de la mañana, espero que tenga sentido lo que he escrito. Y si no, no me lo tomes muy en serio. Un abrazo y gracias de nuevo.