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martes, 9 de agosto de 2016

Esquemas mentales

Hace unos años estaba yo en crisis interpretativa, digamos que en lo más profundo de ella, sin entender por qué no quería cantar o tocar en público, sintiéndome mal por ello y haciéndome un montón de esas preguntas que los creativos nos hacemos a veces con mayor, menor o inexistente fundamento.

Y coincidió que alguien me hizo un favor tremendo: intentó convencerme de la forma equivocada. Había más gente intentando convencerme, y yo dije que tocaba para mí, no para el resto del mundo. Esta persona me llamó egoísta, diciendo que si Dios me había dado dones, era para compartirlos. Ahhhh. Ya. No había caído. Supongo que no estoy compartiendo ningún otro de mis dones.

No, no fue eso lo que contesté. No imaginemos.

Lo que respondí fue que ya compartía otros dones, y que estaba en mi derecho de dejarme alguno para mí, lo mismo que el resto del mundo se deja cosas para sí, y que no es egoísmo. Que prefería bailar desnudo delante de una audiencia que cantar y tocar (lo cual era cierto), y que si no estaba dispuesto a bailar desnudo, mucho menos iba a cantar o tocar. El otro siguió con que yo era egoísta y yo con que estaba en mi derecho.

Esa misma persona defendía que la antigua sinagoga de Hluboká nad Vltavou estuviera abierta al público, con o sin el consentimiento de su actual propietario, porque era un bien que pertenecía a todos. Y yo no estaba ni estoy de acuerdo, porque es un inmueble del que su propietario cuida, y porque me parece un desatino decidir sobre la propiedad privada así, sin conocer las circunstancias. Otro gallo le cantaría al asunto si el inmueble estuviera en riesgo de ruina—entonces sí que impondría (como cacique local o como gobernante) un "o lo cuidas, o me dejas que lo cuide, o me lo vendes a precio de mercado, o te lo expropio por lo que me parezca, te cuento hasta tres".

Esta persona ha sido fuente de inspiración en numerosas ocasiones y me ha ayudado a darme cuenta de muchas cosas. Hoy recordaba el asuntillo del cante y pensaba que igual debería haberlo afrontado de otro modo. Algo así como:

—A ver, ¿tú que prefieres, cantar y tocar, o hacer un strip-tease?
—¿Qué clase de pregunta es ésa?
—Contesta, ¿qué prefieres?
(no creo que contestara, pero eso ya llevaría a un cambio de tema que sería una victoria, en sí)
(supongamos, empero, que...)
—Cantar y tocar, ¡por supuesto!
—Vale, yo prefiero hacer un strip-tease. Tú quieres que yo cante y toque. Yo canto y toco si tú haces un strip-tease.

Lo que vendría a continuación sería el comentario que me hacen tantas veces de que "lo llevas todo a los extremos", sin darse cuenta de que yo siento que me llevan ellos a esos extremos cuyas características tan poco les gustan. Ni se dan cuenta de que el hecho de que ellos estén convencidos de su "normalidad" no garantiza que esa normalidad sea lo más deseable ni la única forma de normalidad aceptable. Entre otras darsecuenteces.

Y sí, mis comparaciones tienen un toque relacionado con el pudor sexual harto frecuentemente. Quizá porque mi sentido del pudor se extiende a campos en los que otros no tienen ni pizca de vergüenza. Especialmente cuando soy yo al que exponen, no te jode.

Me estoy calentando yo solo recordando, y no entre las piernas, precisamente. Una pena, yo que pensaba escribir una bitácora de paz, armonía, perdón, tranquilidad y buenos alimentos...

Buenas noches.

sábado, 26 de julio de 2014

Una propuesta

En nuestro edificio, tenemos un administrador. El administrador cobra un precio por su trabajo. El precio está acordado de antemano. Si el administrador tomare decisiones que no le competen, y/o robare, y/o modificare el precio de su trabajo sin una consulta previa, y/o no realizare las tareas por las que se le paga, probablemente no sólo le pondríamos las peras al cuarto, sino que buscaríamos otro administrador. Y si no hubiere ningún administrador aceptable, tendríamos que formar un grupo de vecinos y administrar el edificio en común, como fuere. Y a los administradores, a todos, los denunciaríamos, les pediríamos compensación económica, y si el daño fuere suficientemente grande, en términos morales, psicológicos o económicos (p.e.), podría caerles hasta cárcel.

En política, no lo hacemos.

Mi propuesta es tratar (pagar) a los políticos (senadores y diputados, entre otros) como los Administradores que son. Esto se podría concretar en diversos puntos, que veremos a continuación. La lista no es exhaustiva (ni es de ocurrencia mía exclusiva, que quede claro):
  • si el Administrador faltara a su trabajo, no cobrará la parte proporcional del sueldo, dividido en días laborables del mes correspondiente; es decir, si no trabaja, no cobra
  • si el Administrador está físicamente presente en el lugar de trabajo, pero se encuentra realizando tareas que no tienen nada que ver con su función (hablando en los pasillos, reunión de cafetería mientras se votan leyes, jugando a juegos en red y un largo etcétera), podrá ser penalizado con la pérdida de la parte correspondiente del sueldo para ese día; en caso de reincidencia, podrá perder su puesto de trabajo sin derecho a compensación económica cualquiera
  • el Administrador que perdiere material de trabajo necesario e insustituible, deberá financiar la pérdida de su bolsillo; ejemplos de este material podrían incluir fotocopias, teléfonos, tabletas, ordenadores, copias de leyes, folletos, bolígrafos; dicho de otro modo: si un diputado recibe un ordenador del Estado y lo pierde, tendrá que pagarlo de su bolsillo
  • la Administración Pública no deberá aportar a los Administradores material de trabajo que no sea necesario e insustituible para la realización del trabajo de Administrador
  • cualquier adquisición (compra) de material de trabajo para un Administrador deberá estar justificada de forma plena, previa e inteligible para el ciudadano no avezado en lenguaje administrativo (deberá justificarse con lenguaje NORMAL)
  • un Administrador no cobrará sueldo del Estado una vez que terminen sus funciones; sin embargo, tendrá derecho a subsidio de desempleo, pensión de jubilación, mes de vacaciones durante su "mandato" (= periodo administrativo) y otras ventajas en los mismos términos que cualquier trabajador, sea de la Administración Pública o de una empresa privada
  • los sueldos de los Administradores no podrán ser superiores a tres veces el Salario Mínimo Interprofesional, ni podrán crecer a porcentajes superiores a los de cualquier pensión de jubilación
  • las malversaciones de fondos, las preferencias, las prevaricaciones, las decisiones económicas que se prueben desafortunadas para el bienestar del país, podrán conllevar cárcel, y deberán exigirse compensaciones (adecuadas) para el país
  • no existirán dietas de transporte para los Administradores mientras no existan para los demás Trabajadores del país; si quieren ir al trabajo en coche, pueden hacerlo en su coche pagándose ellos el combustible, como hace el resto.
SOY CONSCIENTE de que, si el trabajo de Administrador no conlleva determinadas ventajas frente a otros trabajos, y sólo conlleva riesgos, nadie querrá hacerlo. Por eso, creo que deben establecerse también determinadas ventajas. Un ejemplo de una ventaja (formulada, desde luego, en forma condicional) podría ser el siguiente:
  • si el Administrador tiene derecho a un almuerzo pagado, éste se servirá en el trabajo; no cobrará dietas alimenticias, porque ya se ha invertido en su almuerzo; el administrador tiene derecho a acudir al trabajo con la tartera-fiambrera y llevarse el almuerzo para cenar, si así lo desea
  • las consumiciones que se hagan en el lugar de trabajo fuera del mínimo mencionado en el punto anterior deberán ser costeadas en su totalidad por parte del Administrador que fuere (que cada cual se pague lo que consuma, nada de cubatas a cargo del Contribuyente)
  • qué se yo... ¿el sueldo no deberá ser inferior al doble del Salario Mínimo Interprofesional? (no olvidemos que hay que motivar un poco, y que las culpas se las chupan solitos aunque tengan/tuvieren buenas intenciones...)
¿ME OLVIDO DE ALGO IMPORTANTE? A medida que me vayáis escribiendo, iré colocando algún punto más. De momento, que se sepa: el día que vea que un partido político en pleno propone esto (o algo en esta línea), tendrá mi voto. Esto para empezar a sanear la política, Luego ya nos meteremos con el resto del programa, una vez que todos los partidos se comprometan a ser Administradores, y no chupópteros.

Lo que viene ahora no es parte de la propuesta que da título a esta entrada, sólo son pensamientos previos para alguna otra demanda en el futuro. Lo incluyo porque podría estar relacionado con la propuesta si uno se planteara la siguiente pregunta: ¿DE DÓNDE SALDRÁ EL DINERO PARA PAGAR A LOS ADMINISTRADORES? (dicho de otro modo, de qué partida de los Presupuestos Generales no se va a quitar)

EL PROBLEMA DE LA TRANSPARENCIA:
¿Dónde se va el dinero del Contribuyente? Yo nunca tengo claro dónde se va. Y que conste, lo que voy a proponer ahora NO ENTRA dentro de la propuesta del pago a los Administradores, sino que es otra cosa:

NO SÉ SI ES VIABLE: o hasta qué punto, que la recaudación de la Seguridad Social se utilice única y exclusivamente para la Seguridad Social; que los impuestos sobre la propiedad (privada) se utilicen para infraestructuras relacionadas con las propiedades comunes; que los impuestos del tabaco se utilicen sólo para fines especificados previamente (por ejemplo, aunque no necesariamente: I+D, Sanidad, fundaciones, becas); y así sucesivamente. Quizá esto ayudara a que hubiera una mayor transparencia en los Presupuestos Generales y también a la hora de evaluar la actuación de una Administración (Gobierno) concreta - esa transparencia que tantos echamos en falta algunos. Y sigo sin responder a la pregunta de cómo financiar los sueldos de los Administradores, porque no conozco la respuesta. ¡Ayuda!

GRACIAS A TODOS por vuestro apoyo y vuestros comentarios.