Llevamos cinco días de sol, de calor relativo (para ser febrero), de anticipo de primavera. Cinco. Ayer era el cuarto día. Ayer fue el primer día del año en que oí cantar a los pájaros por la mañana. Tímidamente aún, pero ya era un canto que hablaba de primavera.
El sol y el buen tiempo influyen, pero no parecen determinar cuándo cantan los pájaros. Ha habido años que han cantado en días en los que no había sol ni cielo claro. ¿Por qué?
Todo llega. Y todo se va. Todo tiene un sentido. Las idas y las llegadas, también. Los sueños, las pesadillas, el cumplimiento de unos y la frustración de otros.
Y las primaveras existen. Aunque a veces se escondan, y sean los pájaros los que nos digan, con su pío-pío, en realidad, caliente-caliente. Claro que sólo si sabemos dónde mirar y a quién escuchar.
¿Pero ahora en dónde estás? ¿En la República Checa, en España? Me agarró la duda.
ResponderEliminarHola, Pablo. Estoy en la República Checa. En Santander, los pájaros cantan durante todo el año, pero aquí, como la lluvia, hacen una pausa de varios meses. ¡Si vieras con qué ilusión se comenta a veces entre la gente el primer día que vuelven a cantar! (con la lluvia no son tan positivos, ésa me alegra el día sólo a mí). ¿Por qué dudaste?
ResponderEliminarY, dudé porque podías haber viajado. Digo, como tu tierra, según voy viendo, son dos tierras, y no decías nada dónde estabas... Quizá fue un poco de retórica.
ResponderEliminarQué bueno eso de que la gente espere ese canto. Abrazo.