miércoles, 31 de diciembre de 2014

A última hora del 2014

He tenido uno de los años más productivos de toda mi vida, y el número uno desde hace al menos 15 años. He escrito cientos de páginas, entre ensayos, bitácoras, cuentos, aforismos propios, poemas, canciones y otros trabajos. Además, he hecho cientos de dibujos. He avanzado en cinco instrumentos musicales (hablo de producción, no de creatividad - todavía no). Y muchas otras cosas que no voy a enumerar porque no tengo tiempo.

Además, ha sido uno de los años más creativos de toda mi vida, tanto en número de obras (léase el párrafo anterior) como en la diversidad de campos (escritura, composición musical, marquetería, fotografía, gastronomía, administración de espacios, diseño de varios tipos, y un largo etcétera). Todo ello, además, acompañado de un cambio en la forma de percibir las cosas, tan, pero tan amplio, que me llevaría horas describirlo, y ya lo tengo apuntado en otro lugar.

Ha sido un año de avances personales, académicos, laborales, artísticos, físicos. Tantos y de tal magnitud, que no me puedo creer que haya pasado sólo un año.

El 2014 ha tenido su lado triste: las despedidas definitivas.

Y sí, claro que hay cosas menos positivas (o más discutibles). Al respecto de ésas, tengo que mencionar algo que me dijo Zlatana una vez, y es que soy hombre y no puedo hacer dos o más cosas a la vez. No sé si tiene razón o no, pero me resulta más cómodo y práctico dársela y centrarme en una sola cosa - en este caso, en lo que de positivo ha tenido el 2014. Para mí, ha sido un año de 13 meses (véase por qué en bitácoras anteriores). Si me centro en las cosas malas, sería uno de los peores años de mi vida. Pero no le voy a dar ese gustazo a nadie. Ha sido, al contrario, uno de los mejores años de mi vida, hasta ahora, si no el mejor.

Y es que a partir de ahora, los años sólo serán mejores y mejores.


No ha habido pasos equivocados, ni los va a haber. Lo que a alguno pudiera parecerle un paso atrás, sólo es otro paso dentro del baile de la vida. Lo peor que podría hacer sería quedarme parado, y no tengo tiempo ni ganas para detenerme. Que siga la fiesta. Y el baile. Quien quiera bailar conmigo, le doy la bienvenida. Quien quiera bailar en soledad, me parece fantástico también. ¿Quién me concede este baile?

No hay comentarios:

Publicar un comentario