Mostrando entradas con la etiqueta regla dorada. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta regla dorada. Mostrar todas las entradas

lunes, 31 de agosto de 2020

Jerarquía moral para principiantes

 (copiado de mi cuenta de tuiter)

A todos esos que llenan sus muros (reales o reticulares) de críticas (razonables) a la violencia callejera, a la destrucción de estatuas, a la falta de respeto a la propiedad ajena... pero no hacen ni-un-solo-comentario-negativo hacia las muertes que desencadenaron esa violencia: creo que deberíais dejaros mirar esa falta de coherencia, o de información, suponiendo que sea eso—o esa falsa moral. ¿Cómo se puede quedar uno silencioso ante un asesinato y luego rasgarse las vestiduras porque la gente reacciona rompiendo cosas? Y ojo: no defiendo la reacción, sólo estoy hablando de poner primero las cosas más importantes. Los Diez Mandamientos vienen por orden jerárquico, y el respeto a la vida ajena viene antes que el respeto a la propiedad ajena. Por algo será, ¿no?

Evidentemente, si uno no es cristiano, lo que digan los Mandamientos le puede importar bien poco (o no), pero si uno presume de conducta lo suficientemente ética como para criticar al prójimo, que se plantee el ejercicio básico de decidir si prefiere que le roben o que lo maten. La Regla Dorada, el no hacer a los demás lo que no queremos que nos hagan, o tratar al prójimo como nos gustaría que nos trataran, es un buen punto de partida para estas cosas. Después, sin pensar quién es el que hace qué, quizá podamos ver con mayor lucidez qué acto es peor.

Como digo, aquí hablamos de dos actos que a ninguno le gustaría sufrir en carne propia. Criticar sólo uno que es, jerárquicamente, menos malo (y reparable) puede indicar demasiadas cosas y ninguna positiva: falta de empatía, de información, de coherencia, o... la existencia de algún interés personal.

Por qué me preocupo de la política de un país que no es el mío, pensará alguien. Pues entre otras cosas, porque ya no es lo que la gente ponga en sus muros, sino la moto que la gente me intenta vender cuando habla conmigo o cuando me mandan basura en mensajes privados. Que alguien no lo vea como basura no cambia el hecho de que *es* basura. Es desinformación. Es manipulación. Es "correo no deseado". Estoy hasta los cataplines y no voy a esperar a estar hasta algo más gordo, ya he empezado a silenciar a amistades y familiares. Porque estar expuesto a esta basura hace daño permanente a nuestra capacidad de discernir (hay abundantes estudios psicológicos que lo demuestran). Veo gente muy querida que cree resistir los embites, pero... es un autoengaño.  

Termino con dos pregunta abiertas, inspiradas por una cita de F. Nietsche: "Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti". Y las preguntas:

1. ¿Hasta qué punto es posible dejar de luchar con un monstruo sin negarse uno a sí mismo?
2. ¿Hasta qué punto es posible y/o deseable adoptar una postura neutral?

Feliz comienzo de semana a las personas de buena voluntad.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Más sobre el otolismo a diciembre de 2013

Creo recordar haber dicho que el otolismo es compatible con cualquier postura tolerante de cualquier religión o creencia. Desafortunadamente, he descubierto que uno de los principios del otolismo es incompatible con ciertos principios fundamentales de la religión (y recordemos que el ateísmo ES una religión).

El otolismo establece que Dios tiene un plan para cada persona. Admitiendo ideas como la revelación progresiva de la fe Bahá'í, ésta no se produce sólo en un plano generacional, sino también en uno personal. Cada persona tiene que descubrir para qué está en este mundo, cuál es su misión, su objetivo. Cada persona tiene que descubrir y construir su sistema moral, que, eso sí, debe aplicar para juzgarse a sí y no a los demás. En ese camino, las religiones, las creencias, la moral de otros, la ética de otros, nos ayudan, nos sirven de guía, pero no pueden determinar nuestras vidas.

Como español, siento un gran respeto por la frase de don José: "Yo soy yo y mis circunstancias". No pueden juzgarse los errores de un quinceañero con normas válidas para sexagenarios, ni a la inversa (por poner un ejemplo). No se debe medir con el mismo rasero a un rico que a un pobre (cosa de la que ya se advierte en el Nuevo Testamento - no juzgues la cantidad que se entrega para limosna, sino el sacrificio que se hace). En términos más avanzados, ¿quiénes somos para juzgar lo que les cuesta a otros sonreír, ayudar a otros, estudiar, hacer dieta,...? Si Dios, o la vida, o la suerte, nos ha dado diferentes circunstancias, ¿por qué tenemos que seguir todos las mismas normas de vida, tanto en la física y /o rutinaria como en la espiritual (p.e.)? Un Dios justo, ¿crearía un sistema de normas iguales para todos?

"Para una selección justa, todo el mundo tiene que pasar la misma prueba:
por favor, trepen a aquel árbol"


¿Existen normas universales? Quiero creer que sí: la regla de oro existe, quizá, en todas las creencias, expresada de una u otra manera (el Sé a los demás como quieras que sean contigo, Trata al prójimo como quieras ser tratado, No hagas lo que no quieras que te hagan, etc.) - eso sí, sin dogmatismos, sin imposiciones, aplicándolo primero a uno mismo.

¿El otolismo es una religión? No sé. ¿Es una creencia individualista? Hasta cierto punto, puede que lo sea. Yo prefiero creer que es, más bien, una propuesta a la introspección, a la reflexión, a pararse a pensar en lo que uno hace antes de ponerse a juzgar a otros. Es hacer examen de conciencia. Es creer que hay muchas formas de ser normal y de ser bueno. Es ser consciente de que desconocemos las circunstancias desde las que otros deciden. Es saber que tenemos mucha suerte si somos capaces de construirnos nuestro propio mundo. Es vivir y dejar vivir. Y en un desarrollo moral adecuado, incluye vivir con otros, ayudar al prójimo, pensar en los demás, desear el bien a todo el mundo, dentro de los límites de sociabilidad de cada cual.

Y como ya dije en otras ocasiones: aún hoy sigo creyendo que las religiones oficiales tienen su lugar en el mundo. Hay mucha gente a quien le sirve de guía para poder dedicarse a otros menesteres - es muy cómoda. Y hay gente que, reflexionando, buscando, descubren que hay una religión que, aparente o realmente, define sus objetivos morales, con la ventaja añadida de que coinciden con mucha otra gente. Me parece estupendo, respetable y casi hasta envidiable. De hecho, me encantaría conocer a otros otolistas, llamen a su sistema como lo llamen, para intercambiar ideas.

Quién sabe. Quizá un día.