martes, 30 de abril de 2024

Por qué Alfonso Ussía escribe como un indecente

Hace ya varios decenios, vi un par de poemas de Alfonso Ussía que me gustaron. No hablo del contenido, que no recuerdo y probablemente no fuera importante tampoco entonces, sino de cómo jugaba con el idioma como sonido. Por aquel entonces yo era más de ciencias, pero bueno, con mérito o sin él, me pareció que el hombre tenía su gracia. ¿Y el mensaje? En aquella época no profundizaba yo tanto. Ahora, me mandan dos artículos escritos por él. ¿Sigue escribiendo? Y ¿qué impresión me producirá hoy?

La impresión es de dolor. Es hiriente ver lo bajo que puede caerse en cuanto al contenido. Es más una impresión general, pero me fascina que la gente comparta sus artículos como si no hubiera en ellos nada insidioso, cruel o moralmente denostable. Quizá sea como las letras grandes de los mapas, que uno las busca y no las ve porque está leyendo las pequeñas, y sólo cuando se aleja puede ver que el nombre que buscaba abarcaba el mapa de lado a lado.

Vamos con un pequeño extracto del primer artículo: “estoy incapacitado [...] para leer [...] una chorrada de Almudena Grandes, que en paz descanse.” Bueno, Almudena Grandes, con chorradas o sin ellas, ha ganado más premios que Ussía, pero eso no la hace a ella mejor ni peor. Sin embargo, atacar a quien no se puede defender sí habla de la bajeza de contenido del artículo de Ussía y de la falta de decoro del autor. ¿Otra lindeza del primer artículo? Un poco antes, Ussía menciona que también está incapacitado “para distinguir a un chino de un japonés – recelo de uno y del otro-.” Xenofobia sin vergüenza.

Ese odio al diferente es uno de los puntos en común entre los dos artículos. En el segundo artículo, en el que Ussía habla de los “amores” entre un hipopótamo y una vaca, amores que acaban con la vaca muriéndose de depresión y el hipopótamo siendo sacrificado. Llama a la historia “episodio antirracista”. Tildarlo así es bastante racista. El amor entre dos personas de “razas” diferentes, desde el plano biológico, tiene más que elogiar que de denostar (y es probablemente irrelevante desde el punto de vista moral). Por otro lado, tenemos la atracción entre dos individuos de especies diferentes, que no tiene sentido biológico (y dejo para otra ocasión el lado moral). Etiquetar la atracción entre un hipopótamo y una vaca como antirracista es una aberración, claro; pero es una que le va a dar puntos entre los voxenetas, que son los que le pagan.

No acaba ahí la cosa, claro. En el segundo artículo, en realidad, tiene mucho más peso la comparación de los animales con Pedro Sánchez y su mujer. Hacia el final del artículo, dice: “No les deseo a los Sánchez el final del hipopótamo y la vaca.” Ah, menos mal. Ya me había asustado.

Pues hice bien en asustarme. Unas líneas más abajo, termina el artículo diciendo: “No espero de Sánchez el arrojo de aquel inolvidable hipopótamo ni la honesta decencia de la distinguida limusina, que falleció pobre y honrada por culpa de su amor.”

No, no les desea final del hipopótamo y la vaca, pero que tampoco “espere” que alguien tenga la decencia de morirse, como si eso fuera algo digno de elogio, es mear fuera del tiesto.

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