miércoles, 23 de mayo de 2012

Weinberg


"Para que la buena gente haga cosas malas hace falta religión.”
Steven Weinberg

Evidentemente, Steven Weinberg no ha pasado por ningún país del antiguo bloque soviético, donde la religión estaba prohibida y el ateísmo institucionalizado llevaba a la gente buena a hacer cosas muy malas. En todos los países comunistas han muerto miles de personas, decenas y cientos de miles han sido perseguidas, y de todas ellas, algunas (y no pocas) fueron perseguidas por motivo de querer practicar su religión. Stalin era ateo, y él solito ordenó la muerte de millones de personas.

Aunque... pensándolo bien, siempre he creído que el ateísmo es una religión, la religión del Dios inexistente. Hm... Quizá Weinberg tenga razón después de todo... ¡Acabemos con el ateísmo! Sus adeptos son los peores fanáticos. Matan porque quieren, no porque nadie se lo diga :D No pueden excusarse en un lavado de cerebro, ¡son perfectamente conscientes! ¿Qué hacemos con ellos?

(por si acaso, esto va de broma, y que ningún ateo tenga miedo, porque los creyentes convencidos y no fanáticos -la mayoría, de hecho- son gente educada en el amor y en el respeto al prójimo).

miércoles, 16 de mayo de 2012

Cuentos sobre un cuentista

¿Saben aquel que diu... de una familia que va con un burro, y prueban todas las combinaciones posibles (subirse el hombre, subirse la mujer, subirse el niño, subirse tres, bajarse los tres) y, se crucen con quien se crucen, les critican? Que si el burro va poco cargado, que si va muy cargado, que qué mala mujer, dejando al niño que ande, que qué mal hijo, que sus padres tienen que caminar, que qué machista el tío que va solo en el burro.

Hoy he visitado a un amigo. Salió el tema de un conocido común. Este conocido común hace algo artístico. Lo hace muy bien. No es que tenga un gran potencial, sino que ha hecho y sigue haciendo cosas dignas o muy dignas de mención. Mencioné varios aspectos positivos en los que no coincidí con mi interlocutor, a quien no le gustaban. Mi interlocutor mencionó a una mujer que "sobreactuaba". Yo no mencioné que nuestro conocido común también sobreactúa, incluso para ser teatro. De hecho, creo que el 90% de lo que dije acerca de él o de lo que hace fue positivo o muy positivo.

Sin embargo, se me ocurrió mencionar un fracaso de este conocido nuestro, atenuándolo, diciendo que todos nos equivocábamos. Algo que mi interlocutor no conocía Insisto, por activa y por pasiva dije que era lo único que había visto que no me gustara. Tonto de mí, lo agravé al decir que no estoy interesado en cuentacuentos, en general (lo cual es cierto, he visto muchos, me encantaron una temporada de mi vida, pero hace ya años que los evito). Como cabía esperar, inmediatamente el atacado fui yo, que claro, mis opiniones estaban sesgadas por esa antipatía que yo sentía hacia el otro, antipatía que cuando se siente no se puede dejar nunca de lado.

Evidentemente, semejante afirmación tiene otros intereses que evidenciar algo en mí: o no me ha escuchado antes lo que he dicho, o quiere provocarme, o, como dice Don Miguel Ruiz, tiene sus propios problemas y se los ventila conmigo porque soy el que está más cerca. Yo no soy tan importante.

Que conste, Señor Ruiz, que estoy de acuerdo con usted. Y estoy seguro de que no soy el único al que, injustamente, tachan de parcial cuando intenta no serlo. Para qué nos vamos a engañar, creo que mi amigo tenía razón, y que no puedo evitar que me resulte antipático un individuo que, pese a todas sus cualidades técnicas, escribe y utiliza sus obras de teatro para poner en evidencia las faltas ajenas (especialmente las de sus compañeros de escena) y aliviarse así sus complejos de inferioridad; alguien a quien he oído repetidas veces reírse de los demás (y no incluyo en estas veces aquéllas en las que la víctima era yo); alguien que ha traicionado la confianza que deposité en él varias veces; alguien que no es capaz de ver más allá de su ombligo; alguien con quien aprendí la diferencia entre el egoísmo y el egocentrismo, porque era capaz de actuar con cada uno por separado, tan delimitada como excelentemente; alguien con más ganas de protagonismo que yo puntos en una escala abierta de autoconcepto cuando me pega el rato maniaco. No puedo evitar que me caiga mal alguien que va de maravilloso, alguien artero y calculador, pesetero, manipulador; alguien que respeta legalmente los derechos de autor, pero no así las ideas ajenas, y que "vende" sus obras sólo gracias a cierta limitación cultural de la mayor parte de su público, amén de ser otros forofos más o menos ciegos de este emperador desnudo. Desde pequeño he encontrado difícil encontrar simpático a alguien que hace todo lo posible a mis ojos por no serlo - dicho todo ello, eso sí, de forma totalmente parcial, porque también sé ser parcial, y porque estoy harto de actuar de forma hipócrita con respecto a mí mismo, de callarme esto que he dicho y muchas otras cosas que podría decir, porque veo que callármelas sirve tan poco como decirlas, pero así, al menos, descargo de una vez y para siempre.

No entiendo que la gente guarde lealtad a alguien que no me ha demostrado estar dispuesto a guardarla. Pero supongo que todos escogemos a nuestros amigos por motivos que ni nosotros mismos conocemos. Y que todos tenemos nuestros propios intereses. Entre los míos está el no servir de bufón a nadie. Ni cobrando en azafrán del bueno. Y puesto que mucha gente me va a criticar igual, voy a ser yo mismo, y al que no le guste, peor para él. Que tengo el mismo derecho a decir lo que pienso que aquéllos que están buscando la brizna en mis niñas. Dicho con toda la seguridad de que caerá en saco roto, con todo el rebote, pero también con todo el cariño. Sinceramente.

domingo, 6 de mayo de 2012

Alubias al hinojo

Luego siempre me dicen "y cómo hiciste el plato aquél", y siempre se me olvida, porque lo hago todo a ojo. Pues esta vez, antes de que lo olvide, fue al hinojo. Y al ajo, y al anís, y al...

- haz un sofrito de chorizo picante y ajo
- echa las alubias (blancas, tamaño medio alargadas, previa noche en remojo)
- al romper a hervir, pon a fuego lento y espera unos minutos
- echa pimentón dulce, hinojo, cilantro, anís y un siesnoés de curry (en su defecto, cúrcuma)
- al cabo de una hora, cuando las alubias estén ablandadas pero aún trisconas, añade zanahoria y cebolla
- cuando ya estén a punto (o casi), añade un par de dientes de ajo, cortados en dos o tres trozos, y una pizca de tomillo

¡No eches sal! Al menos, yo no la eché (ya tiene especias para parar un tren y el picante del chorizo). Sírvelo con pan de hogaza, oscuro o de semillas. Se puede añadir costilla o tocino (yo no lo tenía, y no me habría importado ponerlo).

En dos horas deberían de estar las alubias ya bien blandas, incluso sin olla a presión (yo no la tengo) pero se pueden dejar un poco más.

¡Buen provecho!

martes, 1 de mayo de 2012

Creatividad ≠ originalidad, productividad

Uno de los pares de palabras que se intercambian de forma tan incorrecta como abusiva es el formado por "creativo" y "original". Es necesario distinguir entre estos dos, y es difícil hacerlo, porque constantemente oímos a la gente utilizar uno en el lugar del otro, igual que sucede con el par normal-frecuente.

"Original" es algo nuevo. "Creativo" se puede entender como "original con respecto de uno mismo". Un niño que se inventare el cubismo sin haber visto nunca un cuadro cubista, será muy creativo, y será muy original para el mundo  como niño prodigio, claro está, pero en una acepción diferente de la aquí tratada; y además, sus cuadros no tendrán nada de original. Serán creativos. Y podrá hacer cientos de ellos y ser muy productivo.

Ya vimos que no es lo mismo escribir una greguería que inventar las greguerías. Lo primero es creativo y productivo. Lo segundo es original, y será creativo, además, el día que produzca al menos una. ¿O no? ¿Es la producción de algo una condición indispensable de la creatividad? Y de serlo, ¿contamos dentro de ese algo a la mera idea? ¿No será diferente la respuesta si esa "idea" se refiere a la imaginación de un producto (creación) o a un concepto (más discutible)? Éstas son otras de tantas cuestiones que planteo (y no sé si recibiré respuesta, teniendo en cuenta que aún no he recibido para las anteriores). Para mí, está claro que idear un concepto no es lo mismo que trabajar con ello; y cuando ese concepto se convierte en molde (la gallina / la gallina / Colón / y el huevo, para los que sepan de qué hablo), estamos hablando ya de producción en masa, y no más de creatividad. O cuando menos, hablaremos de una categoría diferente de creatividad.

En fin, que quizá esté sólo desvariando. Y es que en el fondo creo que la creatividad es inaprensible, y que intentar comprenderla es como intentar gemir mientras se huele - como si el aire pudiera ir en dos sentidos a la vez.

Y no, no considero esta entrada de blog ni original, ni creativa. Sólo es más volumen de información sin contenido, volumen que añado al éter como tantos otros. Nada más.